El fuego confirma el destino de las fallas
Las Fallas de 2005 ya se conjugan en pasado. Un año más, el fuego vino a confirmar su destino. Las llamas consumieron desde medianoche de ayer hasta pasadas las dos de la madrugada los monumentos de las 374 comisiones que han llenado de alegoría y crítica las calles de Valencia. El fuego arrancó las primeras lágrimas de las falleras poco antes al consumir las fantasías recreadas en las fallas infantiles. Al borde de la medianoche empezó el ritual del fuego en el resto de monumentos. Excepcionalmente, el Gremio de Artistas Falleros decidió indultar una figura de Dalí del artista Alejandro Santaeulalia de la falla de la plaza del Ayuntamiento, por su perfección. Miles de personas vivieron en directo la reducción a cenizas de las fallas de la categoría reina. Nada queda ya del faraón de Convento Jerusalén, ni de la recreación del barrio de El Carme de Na Jordana -cuya cremà, por fases, ejecutó Vicente Caballer- ni de los genios de la literatura de la falla de El Pilar o los amores en el reino animal de Exposición-Micer Mascó. Al cierre de esta edición, 270 bomberos velaban por la seguridad en la cremà de las 90 fallas de Valencia que requerían la intervención directa de efectivos. Otros 70 permanecían de guardia. Junto a ellos, estaban invitados 54 bomberos de 11 parques de toda España, así como ocho italianos y dos de Andorra por actividades de intercambio. Todo diseñado para que en los puntos más conflictivos por la proximidad de viviendas o de árboles el fuego sólo fuese un espectáculo. La cuenta fallera está de nuevo a cero.
