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Uno de cada cuatro menores vive en situación de pobreza relativa

Los especialistas denuncian la invisibilidad de la exclusión infantil

Casi uno de cada cuatro menores de 16 años que viven en la ciudad de Valencia y su área metropolitana (el 23%) viven en pobreza relativa, una situación que les hace vulnerables a la desprotección y al riesgo de exclusión social. Son datos similares a los del resto de España, como indicó ayer Rodrigo Hernández, el delegado de Save the Children en la Comunidad Valenciana.

Se trata de una tasa no mucho más alta que la que se registraba antes de que se comenzaran a percibir los efectos de la crisis económica "como mucho ha crecido cinco puntos", comentó Hernández. La referencia que se emplea para medir el umbral de pobreza consiste en tener ingresos inferiores al 60% de la renta media por persona y año. Según la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística, esta cifra corresponde a 6.895 euros, por lo que se consideran pobres quienes viven con menos de 4.137 euros anuales.

La Caixa financia un programa para atender a 9.000 menores excluidos

Hernández participó ayer en la presentación del programa CaixaProinfancia, una iniciativa de la obra social de la entidad financiera dirigido a potenciar la promoción socioeducativa del menor, que el año pasado ayudó a 9.111 menores de 5.051 familias. Al acto asistieron también el delegado de la Caixa en Valencia y Castellón, Juan Ignacio Zafra, y los representantes de las entidades que, junto a Save the Children, trabajan como coordinadoras del proyecto en Valencia, como Cáritas o el Secretariado Gitano.

El representante de la organización Save The Children aludió a la invisibilidad de estos menores y destacó la importancia de actos como los de ayer para centrar el foco en esta situación. La iniciativa de La Caixa, puesta en marcha en 2007, ha llegado a 13.619 menores de 16 años y 8.491 familias valencianas, lo que se ha traducido en una inversión de más de 13 millones de euros, con el objetivo de "romper el círculo de la pobreza hereditaria".

En el acto de ayer se presentó un estudio elaborado por la Fundación Foessa que evalúa el programa. Según el informe, el 64,1% de los hogares que reciben ayudas tiene a todos sus activos en paro y cerca del 66% vive en régimen de alquiler. Además, de los hogares incluidos en el estudio, en un 17% de los casos alguno de sus miembros ha recibido malos tratos, en el 4,5% hay una adolescente que está a punto de ser madre sin pareja, y en casi el 2% alguien en el hogar ha tenido problemas con las drogas o antecedentes penales.

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Una de cada tres familias valencianas atendidas (33,6%) son monoparentales, en la que un adulto solo con hijos a su cargo lucha por salir adelante, mientras que las familias numerosas representan un 42,6%. En el 94,7% de los hogares donde residen los menores que reciben ayudas del programa no disfrutan de una semana de vacaciones, el 77% no tiene ordenador y casi la mitad no dispone de calefacción.

Rodrigo Hernández explicó que la pobreza tiene dos riesgos, "el de ser pobres y el de creerse pobres, y cuando ocurre esto segundo es cuando se cronifica el problema. Si cortamos este círculo desde la infancia conseguiremos que las siguientes generaciones mejoren su situación".

Según explicó, con cada una de las familias candidatas a participar se elabora un plan de trabajo. "Buscamos su implicación y cuando la familia sale del círculo de la pobreza el programa se acaba". El representante de Save the Children destacó que este programa ayuda a esos niños hacer que vean respetados sus derechos a la protección, desarrollo y supervivencia. El objetivo es que los niños "salgan de la pobreza y que esta no se llegue a cronificar".

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