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Reportaje:

El Secreto de Javier Guerra

El nuevo conselleiro de Economía e Industria no ha pedido nunca un crédito, fabrica la ropa en Portugal y habla mejor el portugués que el gallego

Un día, a la oficina principal en Vigo de El Secreto del Mar, la empresa de Javier Guerra, llegaron varias facturas de un fabricante textil de Turquía. Los papeles demandaban el pago inmediato de unas cuantas partidas de prendas de imitación de la marca El Niño. Pero el turco se había confundido. En realidad, a quien tenía que reclamar la pasta era a otro empresario español que se estaba enriqueciendo con las falsificaciones. Al parecer, según cuentan desde El Secreto del Mar, este tramposo no es el único. Las sudaderas de El Niño, la marca viguesa y surfera que exigen a sus padres los adolescentes, se piratea ya masivamente en todos aquellos países donde se piratean masivamente las manufacturas de éxito. Javier Guerra, conselleiro de Economía e Industria, no produce ni en Turquía ni en China. Dice que quiere mayor calidad, mejores telas y más cumplidas costuras, y que por eso eligió confeccionar las prendas en Portugal. En la parroquia viguesa de Coruxo (aunque en la web de El Secreto del Mar ponga "Corujo") sigue estando la oficina central de la sociedad que fundaron en 2002 Guerra y su amigo Juan Antonio Costas, pero del diseño, la fabricación y la distribución se encarga O Segredo do Mar, la planta que poseen los gallegos en Oporto.

El acuerdo para vender los trajes de Obama todavía "no está cerrado"
La planta de Oporto produce casi dos millones de prendas al año

Y lo cierto es que a Guerra Campos el primer apellido le viene del país vecino. Su padre es portugués y tanto él como el resto de su familia han veraneado muchas veces, desde niños, allá. De hecho, aquel muchacho que a los 17 años se afilió al PP cuando todavía era AP y que ahora es conselleiro de la Xunta habla mejor portugués que gallego. Cuando supo lo de su nombramiento, además de poner "en reformas" su blog, una de las primeras cosas que hizo Guerra fue empezar a preocuparse por lo ajena que le resultaba la lengua propia de Galicia. El día que tomó posesión, lo hizo en castellano, vulnerando la ley de buenas prácticas que obliga a los altos cargos de San Caetano a hablar en público en gallego.

Ahora, aunque él siga detrás de El Secreto, unos días antes de ingresar en el equipo de Feijóo cedió el control de su parte en la empresa a "gente cercana" (reconocen desde Coruxo), como su hermana, la abogada Carolina Guerra, que vive en Santiago. La empresa, mientras tanto, capea la crisis planetaria y sigue sin pedir su primer crédito a los bancos, viento en popa, avanzando con el tiento que la caracteriza. El Niño, la marca estrella del negocio, se publicita sin necesidad de anuncios. Basta con ver una vez el emblema del fantasmilla sentado, en la pechera de una camiseta, para no olvidarlo nunca.

El semanario Actualidad Económica eligió a finales de 2008 a El Secreto del Mar Empresa Revelación del Año. Desde Portugal, Guerra y Costas producen y/o distribuyen a diferentes paísres ropa de marcas como Everlast, Bloom, Van Gills, Gurú, Vitorio & Luchino, Jaguar, King o B. Side. Desde Vigo y Madrid, la empresa trata con las grandes firmas extranjeras para hacerse con la distribución de sus prendas en la Península Ibérica. Las últimas negociaciones tuvieron lugar con Li & Fung, la mayor marca textil de China, y con Brooks Brothers, la sastrería más antigua de Nueva York, que viste a Barack Obama cuando Barack Obama, a diario, se pone traje. Este acuerdo, según aclaran desde El Secreto del Mar, "de momento no está cerrado".

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Además de en España y en Portugal, El Secreto del Mar ha penetrado en Italia, en Holanda y en Bélgica, genera "60 empleos directos y mil indirectos", produce casi dos millones de artículos al año y en el último ejercicio del que hay datos, 2007, las ventas superaron los 31 millones de euros. "Como el mar, tenemos un horizonte amplio y una fuerza imparable", escribe Javier Guerra en la web de la empresa.

El Niño se vende en 16 tiendas exclusivas de la marca y en otros 800 establecimientos (160 de El Corte Inglés) en España y en Europa. Era un logotipo desconocido hasta que, en agosto de 2002, Juan Antonio Costas, de viaje en Tarifa, descubrió una caseta playera en la que se vendía ropa de El Niño y tablas de surf. Inmediatamente llamó a su socio para que se presentase en la punta de Cádiz lo antes posible. Cuando llegó, comprendió que tenían que hacerse con la licencia para fabricar y vender esas prendas. Los dueños de El Niño siguen siendo sus surferos inventores y los visionarios gallegos pagan los derechos religiosamente.

Javier Guerra, vestido de El Niño, en un establecimiento de la marca en Vigo.
Javier Guerra, vestido de El Niño, en un establecimiento de la marca en Vigo.

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