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Un anciano mata a su esposa tras quejarse porque no podía cuidarla

El hombre llamó a su hija para darle la noticia e intentó suicidarse

Santiago Gaspar Sebastián, de 75 años, cogió ayer por la mañana un cuchillo y mató a su esposa. Angelina García, de 85 años, estaba en la cama que apenas abandonó en el último mes al agravarse la enfermedad degenerativa que padecía. Fue la hija de ambos quien avisó a la Policía, a las 10.30 horas, después de que su padre le comunicara por teléfono que había acabado con la vida de su madre. El hombre fue encontrado con heridas de arma blanca en el cuello, ya que, tras asesinar a su mujer, presuntamente intentó suicidarse.

Cuando los agentes llegaron al domicilio familiar, en la zona de Cuatro Caminos, en A Coruña, se encontraron con el cadáver de la mujer. La muerte de Angelina pasa a engrosar las cifras de violencia doméstica. Es la novena mujer en España que, en los apenas 45 días que transcurrieron de este año, muere a manos de su pareja. Hace 10 días una vecina de Meaño (Pontevedra) también perdió la vida tras ser acuchillada por su esposo.

La Vicepresidencia de la Xunta condenó "con la más enérgica repulsa" lo ocurrido ayer en A Coruña, que considera un nuevo caso de violencia sexista. Santiago Gaspar permanece ingresado en el Hospital Juan Canalejo, bajo custodia policial. Las heridas que se provocó presuntamente con el mismo cuchillo que empleó para matar a su esposa no revisten gravedad, ni tampoco hicieron temer por su vida. Cuando obtenga el alta médica, pasará a disposición del juez de instrucción número seis de A Coruña, quien deberá determinar las circunstancias del suceso.

El matrimonio era muy conocido y apreciado en el barrio de Cuatro Caminos. De malos tratos nada, "o al menos que se sepa", aseguran vecinos y comerciantes de la calle en la que vivía la víctima y su agresor. Todos son unánimes: el motivo fue el agobio y la incapacidad de seguir afrontando solos las enfermedades que se cebaron en las últimas semanas con Santiago y Angelina.

Hay unanimidad en el barrio en reseñar "el encanto" de esta pareja, "lo mucho que se querían" y también el deterioro físico de ambos, que dejaron hace un mes de realizar sus paseos diarios. Vivían solos y la octogenaria se movía cada vez con mayor dificultad. A su marido, desde su primera operación de corazón, le era ya imposible ayudarla.

El martes, en la panadería, el anciano, con una notable pérdida de peso y demacrado, explicó que había vuelto a pasar por el quirófano para ajustar la válvula en el corazón que le habían colocado semanas antes. Y relató su agotamiento tanto físico como mental ante la incapacidad de atender a su esposa como quisiera. "No podéis seguir así, Santiago, tenéis que coger a un chica para que os ayude", le rogó una vecina. Pero él no contestó.

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En la acera de enfrente a su edificio, hay un centro municipal de ayuda social. Pero jamás ni éste ni otros servicios de asistencia de la ciudad recibieron demanda alguna de esta familia. La hija del matrimonio, profesora, reside en otro barrio de A Coruña.

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