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Reportaje:

Un cetáceo por la ventana

La muestra naturalista reabre a medias y sin fondos

Atesoran la mejor colección de grandes cetáceos marinos de España, con 17 de las 24 especies conocidas, y una de las mayores colecciones de conchas del mundo (5.000 piezas), pero andan tan cortos de fondos y de respaldo institucional que la impresionante reproducción de un calderón a tamaño real llegó en el nuevo museo por la ventana. "Lo subimos a pulso, envuelto en mantas para que no se rayara porque la plataforma elevadora costaba 600 euros al día", explica uno de los responsables de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) en Ferrol. No avisaron a los medios porque les dio apuro tanta precariedad.

La estampa del calderón entrando a trompicones por el ventanal trasero de la antigua Casa del Coronel de Canido colgado de una polea manual es la metáfora del esfuerzo de la SGHN por sacar adelante el Museo da Natureza, un proyecto único que las Administraciones alaban pero al que le racanean cada euro.

Su colección de restos de especies marinas extintas es la segunda de Europa

Esta asociación ambientalista fundada en 1973 y con medio millar de socios se ha hecho un hueco entre los ecologistas más contestatarios ante chapuzas urbanísticas y expolios ambientales que acechan a Galicia con más voluntad que recursos. Mantienen el museo, un taller de astronomía y las charlas escolares con una subvención anual de unos 30.000 euros del Ayuntamiento ferrolano, que también corre con las facturas del nuevo centro de exposición. Es la única muestra permanente de la comunidad dedicada a la flora y fauna y que se nutre de fondos propios pescados en los caladeros gallegos y especies animales recogidas por los voluntarios a lo largo de muchos años.

Hartos de esperar a que concluyeran unas obras eternas para acondicionar su nueva casa en Canido, la SGNH inició hace un año la mudanza a su nueva sede. "Cerrados parecía que no existíamos para nadie, ni para el público ni para las Administraciones", sostiene la entidad. Esta semana han reabierto su museo naturalista tras un año de cierre forzoso pero, por ahora, solo podrán entrar los colegios en visitas concertadas. Sus primeros visitantes han sido los alumnos del CEIP O Cruceiro de Canido, la escuela del barrio. Aun con las puertas abiertas, las obras del museo están lejos del final. El edificio está a medio pintar y el tejado a medio hacer, paralizado judicialmente por culpa de unas viejas uralitas con amianto que se manipularon sin protección. El ascensor no funciona y no hay línea telefónica.

Con todas las pegas, el cambio ha sido un logro. La SGHN de Ferrol ha dejado atrás casi tres décadas de historia en una diminuta sala de 120 metros cuadrados un edificio ruinoso de la plaza de Amboage que tuvieron que clausurar definitivamente en enero de 2011 por miedo a un desplome. Los cascotes que se habían desprendido del techo en julio de 2008 casi espachurran a un calamar gigante de ocho metros capturado en Barreiros (Lugo) y que es una de las piezas estrella de la exposición. "Está en un botellón permanente: conservado en alcohol", explica José Araújo a los escolares. Es uno de los dos monitores que se encargan de guiar a los chavales por una amplia sala de 440 metros en el primer piso, que se ha distribuido en dos espacios temáticos: biología terrestre y marina, esta última repartida entre los grandes cetáceos, tiburones, peces y cefalópodos.

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El vecino de urna del supercalamar es un extravagante pez abisal llamado pata de pulpo y entre los ejemplares más valiosos figura un pez luna real, un tiburón duende y varios fósiles de zifios con 15 millones de años a sus espaldas que han despertado el interés de la comunidad científica. Esta compilación de restos de especies marinas extintas es la segunda en importancia de Europa solo por detrás de otra en Bélgica, puntualizan. El esqueleto completo de una ballena de 18 metros está en construcción, al igual que el molde de una orca, y del techo cuelga una tortuga gigante.

De la vieja sede, la SGHN ha heredado los mismos problemas para el nuevo museo: "Goteras y humedades", se lamenta Juan da Silva, uno de sus coordinadores. Calcula que aproximadamente el 50% de los fondos naturales, amasados a base de trabajo voluntario y donaciones, siguen guardados en baúles por falta de espacio y mobiliario para exhibirlo.

El Museo da Natureza cuenta con una de las mejores bibliotecas naturalistas de Galicia, 4.000 títulos de acceso público, y en el sótano de la casa del Coronel se ha ubicado la sala de cuidados para la recuperación de animales marinos por donde desfilan cada año las tortugas y focas desnortadas que varan en las playas gallegas. Por ahora, el hospital marino no tiene pacientes y Da Silva explica que él mismo lo ha acondicionado con sus propias manos a falta de otra solución. No es lo único que se han fabricado ellos mismos. Un colaborador construyó la tarima de madera del salón de actos y heredaron las butacas de un cine ferrolano que cerró. Fueron hasta Oleiros a buscar un tresillo para la sala de lecturas y rescataron una mesa del desguace de un buque ruso.

Sala de exposiciones de la nueva sede de la Sociedade Galega de Historia Natural en Ferrol.
Sala de exposiciones de la nueva sede de la Sociedade Galega de Historia Natural en Ferrol.GABRIEL TIZÓN

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