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El metal amenaza con declararse en huelga indefinida la próxima semana

La quinta jornada de paros termina con ocho heridos y un autobús quemado

María Fernández

El acoso policial sobre unos 2.000 manifestantes que se concentraban ayer en la plaza de América de Vigo desató la más virulenta de las batallas entre las fuerzas de seguridad y los trabajadores del metal. Era la quinta jornada oficial de huelga por la falta de acuerdo en la negociación del convenio colectivo, que afecta a unos 27.000 trabajadores en la provincia de Pontevedra. Lo que había comenzado con una movilización tranquila terminó con ocho heridos (cuatro trabajadores y cuatro policías), un autobús parcialmente quemado y gases lacrimógenos flotando en el aire.

Las marchas se iniciaron a las 9.30 horas desde cuatro puntos distintos de la ciudad: los astilleros Vulcano y Barreras, la zona industrial del Camino del Caramuxo y Mos. En la asamblea celebrada a media mañana ante el ayuntamiento quedó patente que el conflicto, más que en punto muerto, ha entrado en un callejón muy oscuro. "La semana que viene habrá tres días de huelga. A partir del viernes el paro será indefinido. Pero no será una huelga cualquiera, les vamos a dar donde más les duele". Nada se votaba. Los presentes aplaudían y gritaban "lume, lume" como toda respuesta.

"No me importa perder dinero, en 2007 estuvimos 17 días parados"
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La arenga de Antolín Alcántara, de la CIG, les instó a mantenerse firmes bajo el discurso de que "el metal de Pontevedra es un ejemplo para toda España". Los consultados estaban de acuerdo: "El mes pasado perdí 400 euros en la nómina", aseguraba un operario con categoría de oficial de una auxiliar de Barreras. "No me importa, en la huelga de 2007 estuvimos 17 días parados". Otro recordaba que su padre y sus hermanos trabajaban en el naval: "Lo hago por dignidad, si no estuviera aquí estaría tirando por tierra toda su lucha".

Cuando parecía que llegaba la retirada, hacia las 13.00 horas, comenzaron a vivirse los momentos más tensos. En la plaza de América, una de las arterias por donde confluye la mayor parte del tráfico, ocho furgones policiales rodearon a los huelguistas y les forzaron a dispersarse por las calles aledañas. Comenzaron a volar las pelotas de goma disparadas por los antidisturbios, que a cambio recibieron una lluvia de tornillos. Cerca de Barreras, uno de los manifestantes subió a un autobús urbano y obligó a sus ocupantes a descender del vehículo para después prenderle fuego en su parte delantera. Posteriormente, fue otro trabajador el que ayudaría a sofocar las llamas.

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La patronal cree que la deriva sindical ha provocado que el conflicto "entre en una fase desconocida". Hoy continuarán las movilizaciones.

Dos jóvenes con tornillos en las manos y el rostro tapado ante una barricada formada en Beiramar, ayer.
Dos jóvenes con tornillos en las manos y el rostro tapado ante una barricada formada en Beiramar, ayer.LALO R. VILLAR

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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