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El naval gallego busca salidas a la crisis con varios astilleros al límite

En el último año y medio los grandes constructores no han recibido pedidos

María Fernández

El sector naval tiene el agua al cuello desde hace un año y medio. La sequía de contrataciones ha hecho tambalear este pilar de la economía gallega (factura el equivalente al 5% del PIB) provocando, primero, la suspensión de pagos de Astilleros M. Cíes, al que hoy mismo puede seguir Factoría Naval de Marín si un acuerdo a última hora no lo remedia. Vulcano e Hijos de J. Barreras, los dos grandes de la ría de Vigo, llevan 17 meses sin recibir ningún pedido. Gracias al crecimiento sin precedentes del sector antes de la crisis, el año pasado los constructores de Vigo facturaron 16 millones de horas de trabajo para dar salida a barcos contratados anteriormente. El último, un enorme transbordador de 190 metros de eslora -el mayor botado hasta la fecha en la ría- para la compañía Balearia bautizado como Abel Matutes.

González Viñas: "La conflictividad laboral es nuestro mayor lastre"

Según datos de la Gerencia del Sector Naval, dependiente del Ministerio de Industria, en 2009 los astilleros españoles negociaron la construcción de 13 buques. De ellos, los gallegos se anotaron cinco (contratados en A. J. Valiña, Mario Cardama, Freire y Metalships). En lo que llevamos de 2010 sólo Astilleros Freire ha logrado ampliar su cartera con un oceanográfico para una institución de investigación británica.

Con este panorama sorprendió que el pesimismo no contagiase ayer la feria Navalia, que se abrió en Vigo gracias a la apuesta de los grandes del ramo. Francisco González Viñas, presidente de Barreras y del certamen, recordó que lo único que puede hacer Galicia son barcos de "alto valor añadido", visto que China y Corea han copado el 90% del mercado convencional de graneleros y petroleros en muy poco tiempo. Y aún haciendo ferries, oceanográficos, ro-ro (de carga rodada) y auxiliares de la industria del crudo (off-shore) no está todo dicho. "Sólo van a sobrevivir los mejores". A los sindicatos les envió el mensaje conocido: "El mayor lastre que nos invade es la conflictividad laboral", dijo refiriéndose sobre todo a las huelgas del metal de los últimos cinco años. Pero se mostró optimista sobre el mercado. Antes del verano, dijo, volverán a firmarse proyectos.

El salón está organizado por Muéstralo, empresa en la que participa el presidente de la Cámara de Comercio, José García Costas, junto a Caixanova, que ayer estaba representada por su director general y futuro primer ejecutivo de la caja fusionada, José Luis Pego. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoó, dos de sus conselleiros (de Industria y Mar), y el alcalde de Vigo completaban el plantel de políticos con la gran ausencia de la presidenta del Puerto, Corina Porro, por un compromiso "ineludible".

Entre los expositores se respiraba cierta urgencia, sobre todo la de los ejecutivos deseosos de contactar con miembros de la delegación brasileña. Armadores de ese país y constructores se pasearon por el recinto ferial de Vigo con el encargo bajo el brazo de construir 20 plataformas de apoyo para Petrobras. Las auxiliares intentaron cazar a los directivos de EAS (Estaleiro Atlântico Sul) el mayor del país, que busca en Vigo proveedores. También los numerosos visitantes extranjeros (con más de 75 países representados), hacían pasillo.

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Pese a los pésimos números de los últimos tiempos, la industria gallega todavía tiene que botar 28 barcos hasta 2012. La comunidad acapara casi la mitad de la carga de trabajo en vigor en España, seguida de lejos por el País Vasco y Andalucía. En un contexto de contrataciones "prácticamente detenidas", como recordó ayer el director general del Ministerio de Industria, Jesús Candil, "todavía hay cierto margen". Ese margen es el colchón del que dependen 10.000 puestos de trabajo y una industria auxiliar formada por 300 pymes que se resisten a tirar la toalla.

Apoyo para Marín

El astillero Factoría Naval de Marín tiene "todo el apoyo", de la industria auxiliar para salir adelante. Eso es al menos lo que algunas pymes atrapadas por su deuda (que se eleva a 63,9 millones) aseguraban ayer, a un día de cumplirse el plazo para que presente suspensión de pagos o levante el preconcurso de acreedores en el juzgado Mercantil de Pontevedra. El propio conselleiro de Industria, Javier Guerra, aseguraba haber hecho "todo lo que está en su mano" para conseguir ese acuerdo, sobre el que se mostró optimista.

Factoría Naval (participada por el dueño de Corporación Dermoestética, por el empresario Pablo Comesaña y por Caixa Galicia), cuenta con un plan para salir del atolladero que plantea una quita del 33% de la deuda con los proveedores, más de 300 empresas. También requeriría 16 millones de euros de financiación por parte de los bancos y cajas, un préstamo participativo de XesGalicia y que los armadores acepten parte de los sobrecostes de los barcos contratados (en algún caso de hasta 10 millones). La industria auxiliar le ha puesto como condición al astillero que presente garantías suficientes de que va a poder pagar la deuda no condonada.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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