Luis Ángel Rojo, un modernizador de España
Ahora que parece haberse puesto de moda tirar piedras contra la Transición, es de justicia recordar a una persona que con su inteligencia y trabajo contribuyó decisivamente a la modernización de España.
Ángel Rojo se opuso a la dictadura de Franco. Más tarde, desde el Servicio de Estudios del Banco de España fue el principal impulsor de la creación en España de un mercado monetario moderno. No solo contribuyó de manera notable a elaborar las normas que lo hicieron posible; además, con su incansable magisterio dentro y fuera de la universidad, tuvo una contribución esencial a que todos aceptaran su funcionamiento.
Desde el Ministerio de Economía manteníamos contactos regulares: Fernando Abril le llamaba a menudo y solíamos discutir los aspectos básicos de la política económica, especialmente en su vertiente monetaria. Se desesperaba con la "te-tres-uno", la tasa mensual de crecimiento de la masa monetaria elevada a la cuarta potencia que se constituyó en la estrella de la política monetaria seguida con atención por las fuerzas políticas para ver si se cumplían las previsiones del Gobierno. Ángel Rojo decía que aquello era un disparate y lo achacaba siempre a la peculiar manera que tenían los políticos de entender la economía.
En 1992 fue nombrado Gobernador del Banco de España. Tuve, desde la Asociación Española de Banca (AEB), numerosos contactos con él para negociar las disposiciones que afectaban a los bancos, aunque hay que decir que cuando el Banco de España decidía algo, había poco que negociar aunque el Gobernador escuchase cortésmente las opiniones del sector. Continuó con tesón y habilidad el camino emprendido por Mariano Rubio para reforzar la solvencia de las instituciones financieras, puso en marcha innovaciones importantes como la llamada provisión anticíclica, destinada a acumular reservas para hacer frente a circunstancias adversas, como las actuales. Hizo del Banco de España una institución universalmente respetada.
No le tembló la mano cuando tuvo que intervenir Banesto y supo hacer frente, con firmeza e inteligencia, a las consecuencias de su decisión. Quienes veían en él un universitario ilustrado poco ducho en la gestión se equivocaron. Fue, también, un excelente administrador.
España pierde a un gran economista, un hombre culto, excelente escritor y gran conocedor de la pintura, que supo ganarse la admiración y el respeto de cuantos le conocieron.
José Luis Leal fue presidente de la Asociación Española de Banca.
