Retrato de familia

El comienzo de Cinco hermanos no pudo ser más desastroso. Obra del dramaturgo Jon Robin Baitz y producida por Ken Olin (Treintaytantos), el episodio piloto fue devuelto en el último minuto a sus creadores para que introdujeran cambios radicales. Betty Buckley cedió el papel de Nora Walker, la madre de esta numerosa familia, a Sally Field, y Greg Berlanti, uno de los autores de Everwood, entró en el equipo de producción.

Depués de aquel arranque accidentado, Cinco hermanos -centrada en una familia de clase media acomodada que se tiene que hacer cargo del negocio familiar tras la súbita muerte del patriarca (Tom Skerritt)- cerró la temporada en Estados Unidos con una media de 12 millones de espectadores, en su mayoría mujeres, y ya prepara el rodaje de una nueva tanda de episodios. Mañana (23.15) llega a Cuatro para tomar el relevo de House, después de su paso por Fox (22.20, jueves, dial 21 de Digital + y operadores de cable), que cierra la temporada el 2 de agosto.

"No es la primera vez que reemplazo a un actor. Aunque afortunadamente a mí nunca me ha pasado, estas cosas suceden a menudo", le quita hierro la veterana Field, con "44 años o así de carrera" de los 60 que confiesa tener, además de dos oscars por su trabajo en cine (Norma Rae y Un lugar en el corazón).

La presencia de la intérprete redondeó además lo que la crítica estadounidense describe como el perfecto reparto femenino, con Rachel Griffiths como la hija mayor, Sarah, y Calista Flockhart como el miembro más ladrador de la familia Walker, Kitty, una comentarista política conservadora hasta la médula. "Calista y yo compartimos las escenas más complicadas", explica Field.

Flockhart parece encantada con su regreso a la pequeña pantalla, que le dio la fama con Ally McBeal. Eso a pesar de opinar como Griffiths, que tras su paso por A dos metros bajo tierra decía que lo de la televisión ni en pintura. "Hay muchas razones para mi vuelta", admite Flockhart, quien siempre estuvo en la mente de Baitz para el papel de Kitty. "No he trabajado en cinco años, y quería volver, pero no quería viajar. Así que funcionó tanto por razones creativas como logísticas", afirma la compañera sentimental de Harrison Ford, volcada en la crianza de Liam, de seis años. En el rodaje tienen montada una pequeña guardería, porque para Griffiths el factor familiar (madre de Banjo, de tres años, y Adelaide Rose, de uno) también fue decisivo en la elección. "Supongo que estamos en ese momento de nuestras vidas", resume la siempre risueña Griffiths, de 38 años.

Al mismo tiempo es franca al reconocer la motivación profesional: "El futuro artístico más interesante está ahora en la televisión, un medio que ofrece una mayor colaboración entre guionistas, actores y directores", subraya. Field también está agradecida, porque este papel es un regalo caído del cielo. "Una suerte fenomenal, especialmente siendo una mujer mayor, porque está claro que no estamos de moda en este país", agrega.

La otra suerte para todo el equipo es la de contar con unos guiones que, más allá de cerrar sus historias dentro de la burbuja familiar de los Walker, entran en contacto con el mundo actual, aunque su visión no siempre coincida con la de sus protagonistas. El mejor ejemplo es el de Flockhart, reconocida demócrata, interpretando el papel de una conservadora recalcitrante. Como admite entre risas, le está costando numerosas tomaduras de pelo en el Hollywood liberal. "Pero es mi papel y yo prefiero verla como una persona que defiende apasionadamente lo que cree", subraya la actriz, de 42 años, a quien se critica en algunos sectores por hacer un retrato demasiado amable de los conservadores.

La homosexualidad (uno de los hijos, Kevin, es un abogado gay) o la guerra de Irak (otro de ellos, Justin, ex soldado drogodependiente) son algunos de los temas con los que lidia esta familia, dedicada a sacar adelante una gran compañía alimenticia, inspirada en muchas otras del californiano valle de San Joaquín, también llamado la despensa de Estados Unidos.