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Reportaje:Moda

Dior también puede ser discreto

La firma juega sobre seguro en la presentación en París de su segunda colección sin director creativo - Lanvin ofrece su cara más agresiva y oscura

Eugenia de la Torriente

Era imposible no advertir las señales de que las cosas en Dior iban a ser esta vez diferentes. El escenario en el museo Rodin era mucho más discreto y las notas anticipaban una colección "inspirada en la icónica chaqueta bar" en tonos neutros. Traducido, eso significaba que la casa iba a mantener un perfil bajo y a presentar una colección primavera/verano 2012 jugando sobre seguro. Actitud diametralmente opuesta a la que exhibió durante la semana de la alta costura, cuando presentó una fallida colección cargada de ínfulas. Ayer, como entonces, el jefe del estudio, Bill Gaytten, salió a saludar en nombre del equipo.

Durante 23 años, Gaytten fue ayudante de John Galliano, el diseñador despedido en marzo tras ser acusado de proferir insultos antisemitas. En este tiempo ha sido juzgado y en septiembre fue condenado a una pena simbólica. Poco más se sabe de él. Qué hace Galliano es una incógnita solo comparable a la de quién le reemplazará en Dior.

Alber Elbaz ofrecía una lectura inversa de la expulsión del paraíso

Cualquiera diría que en París los diseñadores en paradero desconocido son el nuevo negro. En un backstage poco concurrido, Gaytten respondía ayer de una temporada correcta, pero poco memorable. "Nos hemos inspirado en la primera colección de Christian Dior y hemos tratado de mantener formas y colores controlados", afirmaba con una expresión bastante ilustrativa de que las cosas no deben ser fáciles en la casa. Esa inusual calma lánguida después de un desfile contrastaba con el alboroto que se había vivido en la entrada y con la insistencia de los periodistas, que preguntábamos sobre el nuevo diseñador a cualquiera que llevara una etiqueta de Dior colgada del cuello.

Que en Dior hace falta un director creativo es una obviedad que no necesitaba otra colección para demostrarse. A juzgar por la demora, se diría que no está resultando fácil. "Han entrevistado hasta a 20 personas para el cargo. Es decir, a cualquiera que trabaje en la industria", revela un alto ejecutivo del sector. Por parte de la compañía ayer solo se respondía que no hay ningún nombramiento confirmado ni fecha para hacerlo. La colección de primavera/verano 2012 es una forma discreta y apropiada de cubrir una etapa de transición que cabe esperar termine pronto.

El nombre de Alber Elbaz ha merodeado en cualquier quiniela sobre Dior o en las hipótesis de Chanel después de Karl Lagerfeld. Su propuesta de ayer para Lanvin explica por qué: Elbaz es uno de los mejores diseñadores de París y cualquiera querría tenerlo en casa. Excepto Tom Ford, claro, que le echó de Yves Saint Laurent. Pero esa es completamente otra historia. La de primavera/verano 2012 no es la mejor colección que Elbaz ha hecho para Lanvin. Por eso, la demostración de fuerza resulta mayor. Incluso no estando en plena forma, les saca una ventaja notable a los demás corredores. Elbaz se mostró ayer más agresivo y oscuro que de costumbre en una especie de recreación sombría del edén. Serpientes estampadas y bordadas se enroscaban en el cuerpo de unas modelos que alternaban sastrería masculina con sinuosas faldas lápiz. Las grandes cruces brillantes remataban una simbología religiosa en realidad francamente pagana.

Elbaz ofrecía una lectura inversa de la expulsión del paraíso en la que la oscuridad reinaba al principio, mientras hombres y mujeres no cedían a la tentación. Tras la aparición de las serpientes, en cambio, las hombreras y la ropa rajada se batía en retirada frente a una explosión de sensualidad en forma de vestidos de diosa drapeados en luminosos colores. ¿Y si comerse la manzana fuera la salvación y no el pecado?

A pesar de su incuestionable capacidad para contar una historia, parece que Elbaz no es el candidato que la poderosa Anna Wintour ha promocionado para el puesto vacante en Dior. Según Le Monde, su campaña ha sido a favor del británico Peter Copping. El asunto podría tener una retorcida lógica: Copping pasó 12 años junto a Marc Jacobs en Louis Vuitton y, según WWD, el estadounidense está resultando un candidato difícil ya que pide un salario astronómico. En todo caso, la noticia demuestra que el interés por el trabajo de Copping en Nina Ricci ha ido en aumento desde que Puig lo contratara para la casa en 2009.

Es curioso observar que Copping y Rodolfo Paglialunga, en Vionnet, han seguido una trayectoria muy parecida. Ambos eran actores secundarios en casas grandes (Vuitton y Prada) y fueron contratados pasados los 40 para resucitar casas históricas fundadas por mujeres. Los dos llegaron con discreción y cautela y en el mismo tiempo -cuatro temporadas- han asentado su visión y se mueven con seguridad. Copping inyecta erotismo a Ricci. Paglialunga, fantasía a Vionnet. "Me atrevo a hacer mucho más", admitía ayer el italiano. "Antes tenía que investigar en el archivo, pero ahora tengo el trabajo de Madeleine Vionnet interiorizado y no debo intelectualizar el proceso". Rodeado de sus coloristas vestidos, recorridos por mariposas y libélulas, Paglialunga sonreía. "La belleza puede salvar al mundo". Ojalá así fuera.

El desfile de Alber Elbaz para la colección de Lanvin.
El desfile de Alber Elbaz para la colección de Lanvin.BENOIT TESSIER (REUTERS)

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