Penélope, ¿camino de otro Oscar?

Conseguir la portada de Vanity Fair de noviembre, cuando arranca la promoción con vistas a los Oscar, es toda una declaración de poder publicitario. Y esa portada es para Penélope Cruz. Obviamente, existe la libertad de prensa, pero sobre todo existen personajes influyentes como Harvey Weinstein, el poderoso productor de Hollywood que hace un año trabajó incansablemente a favor de la española con vistas a los Oscar, y que este año también tiene a Pe en el reparto de una de las películas con las que aspira a coronarse como mejor productor de Hollywood, Nine. Además, esta semana Los abrazos rotos se estrena en el New York Film Festival. La portada es el pistoletazo de salida de la larga campaña de promoción a la que se enfrenta la actriz española, quien apenas habla de Javier Bardem, aunque dice que es bueno tocando Air guitar.

La periodista que firma el reportaje, Ingrid Sishy, define a la pareja Bardem-Cruz como "los mejores actores vivos de España", y compara al tándem Almodóvar-Cruz con las parejas de director-actriz George Cukor y Katharine Hepburn o Woody Allen y Diane Keaton.

El reportaje recoge declaraciones de sus compañeros de trabajo, entre ellos Sofía Loren, que la define como "una actriz muy precisa, una verdadera amiga" de la que se despidió llorando del plató de Nine, "algo que nunca me había ocurrido". Almodóvar bromea sobre su papel de "salvador" de Cruz después de sus muchos tropiezos en Hollywood antes de que esa industria reconociera su talento. Woody Allen asegura que no puede mirarla a los ojos. "Me abruma", confiesa.