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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Pere Margalef, un agricultor profesional

Son muchos los que se llaman agricultores, algunos simplemente van al campo, otros porque no tienen alternativa, por resignación, otros por un falso esnobismo neorrural, pocos por profesión. Pere era un payés vocacional y profesional.

A finales de los setenta, dejó los estudios de medicina, para dedicarse de lleno a la puesta en marcha de un proyecto familiar en Vinallop, que hoy es paradigma de la fruticultura a nivel mundial. Más de cincuenta hectáreas de una colección de variedades de nectarinas desarrolladas en colaboración con centros de investigación de todo el mundo, experiencias pioneras en cítricos y almendros, así como otros frutales de hueso.

Una finca en que las normas de seguridad e higiene se cumplen y la contratación legal es una prioridad. Hoy sus hermanos Carlos y Lluis y, cómo no, la madre Purita, continuarán lo que entre todos empezaron.

Comenzamos en esos ya lejanos setenta a organizar colectivos profesionales desde posiciones de progreso, y lo hicimos de la mano de una incipiente Unió de Pagesos.

En las elecciones todavía amañadas a las Cámaras Agrarias del año 1979, la Unió opto formalmente por el boicoteo a las mismas, eran tiempos de reforma o ruptura, y la organización optó por la ruptura.

Pere consideró con otros agricultores de Amposta que el patrimonio y los servicios de la Cámara, no debían seguir en manos de los de siempre y se presentó a las elecciones, ganó con claridad. Hoy todavía es presidente de la Cámara y el Patrimonio de la misma es de los agricultores de Amposta y, paradojas de la vida, la Unió de Pagesos que en aquel lejano 79 le reprendió, hoy ocupa la representación mayoritaria de las Cámaras Agrarias Catalanas.

Carlos Romero, ministro de Agricultura desde 1982 nombró a Pere representante español en el CES de Bruselas, en 1984 como observador, y a partir de la adhesión como miembro de pleno derecho, junto con Federico Riera Marsa, Rafael Termes, José Manuel Zufiaur, Leopoldo Quevedo y otros, formaban la representación social española en lo que de hecho era el tercer poder en la CEE, junto con la Comisión y el Parlamento.

Un agricultor enamorado de su oficio participaba de un proyecto ilusionante que debía conseguir la plena equiparación como ciudadanos de la Europa moderna.

Negoció con firmeza, defendiendo hasta el último día los intereses de los agricultores en todos los foros. Presidente de la Comisión de Agricultura del CES, polemizó con Andriessen, Fischler y demás comisarios, se enfadaba con la demagogia del ministro francés, Françoise Guillom, se hizo amigo de Roccard, convino con griegos e italianos en la defensa de las producciones mediterráneas.

A Pere Margalef le conocen en Chile y Argentina por su postura coherente de apoyo a la liberalización de los mercados, siempre que ésta revierta en los ciudadanos. Pere en momentos difíciles para su partido, no dudó en presentarse como cabeza de cartel a las elecciones municipales, aun sabiendo que CiU las tenía ganadas.

A mediados de los noventa y con el apoyo de la Unión de Pequeños Agricultores, y muy especialmente del actual secretario General de Agricultura, Fernando Moraleda, se incorpora hasta hace bien poco al CES español, siempre en defensa de un modelo de agricultura profesional.

Pere Margalef no era un hombre mediático. Sí ha sido sin duda uno de los agricultores más influyentes a nivel mundial de los últimos 25 años. ¿Por qué no se le conoce?

Pere es un hombre de trabajo permanente. Antes de la siete de la mañana es de los que telefonea, para comentar la jornada; de los pocos que se dedican a cultivar la figura del "pobre payés" en las pantallas, se preocupan de sus cosechas y de las de sus amigos.

Pere consume gasóleo de verdad y, cuando dice que el precio sube en demasía, lo nota en las facturas; no se dedica a cortar carreteras, prefiere enfrentarse a los problemas de forma rigurosa y dialogante.

No se preocupó nunca de su imagen y su carrera política. Simplemente estuvo allí siempre que se le necesitó. Su vocación, a su manera, han sido su compañera María José, sus tres maravillosos hijos, sus amigos y la finca de Vinallop. Pere es un hombre bueno al que echaremos en falta de verdad los que, además de ser sus amigos, amamos el oficio de agricultor.-

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