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Reportaje:Aulas

Bolonia divide a la Universidad

Los estudiantes están convocados hoy a la huelga contra el Espacio Europeo

Las universidades están a las puertas de un profundo cambio. El proceso de Bolonia, la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior a partir de 2010, trastocará el modelo actual. Pero todavía una parte significativa del alumnado se opone al cambio. Hoy está prevista una huelga contra Bolonia en todas las universidades.

El 22 de octubre los alumnos se manifestaron frente a las sedes de las universidades más importantes del país. El Sindicato de Estudiantes, que organizó la cita, cifró entonces en varios miles la asistencia en todas las provincias andaluzas. Aquella protesta ha derivado en la huelga de hoy. En esta ocasión, la llamada proviene de la agrupación de alumnos No a Bolonia, formada por alumnos de las universidades Hispalense y Pablo de Olavide hace un año. "El grupo No a Bolonia persigue lograr el debate público con los rectores para que escuchen las protestas de alumnos y profesores antes de la implantación", afirma Francisco Javier Martín, portavoz de esta agrupación en Sevilla. A la cita de hoy para las 12.00 en las sedes de todas las universidades andaluzas se ha sumado una convocatoria paralela del Sindicato de Estudiantes.

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La oposición surge por el temor ante el profundo cambio previsto. A partir de 2010 la Universidad contará con un nuevo sistema derivado del proceso de Bolonia -iniciado por los países de la UE en 1999 y ratificado en la Estrategia de Lisboa de 2000- que hace referencia a "una economía del conocimiento competitiva y dinámica". Una de sus principales medidas, el paso de las antiguas diplomaturas y licenciaturas a un primer ciclo con titulaciones de grado y posgrado, seguidas de un segundo basado en master y doctorados de especialización, supone ya una crisis en los cimientos de la comunidad universitaria.

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Los opositores a la reforma critican que los grados estarán devaluados con respecto a las carreras actuales y que para entrar a los posgrados habrá que pasar pruebas de acceso y, en algunos centros, pagar caras matrículas. Además temen que los precios de los master sean elevados y que la Universidad se "privatice y mercantilice" con la implicación de las empresas en el tejido habitual universitario. Sin embargo, el vicerrector de Estudiantes de la Hispalense, Juan José Iglesias, sostiene que "la Universidad seguirá siendo pública y que los precios de los master públicos serán similares al coste de los doctorados actuales".

El denominado proceso de Bolonia pretende también convertir las universidades de la UE en un espacio común para los estudiantes europeos para así lograr su inserción en el mercado laboral, a través de un procedimiento fácilmente legible y comparable de titulaciones y de gestión por créditos.

El trabajo se centra ahora en la creación de un nuevo mapa de titulaciones para grados, posgrados y master públicos. La Junta de Andalucía ha planteado un mapa de títulos para todas sus universidades, de los cuales, el 75% será común en todos los centros, mientras que el otro 25% servirá a cada universidad para especializar su oferta y profundizar así en determinados campos.

Universidades como la de Sevilla ya han publicado una primera parte de ese mapa, que incluye muchos de los grados que se cursarán, entre ellos, algunos que han suscitado la polémica entre el alumnado por el miedo a su desaparición, como Geografía y Gestión del Territorio, Historia del Arte o Sociología. "En enero cerraremos todos los grados y el año que viene acabaremos la lista de posgrados", anuncia Iglesias.

FRANCISCO JAVIER MARTÍN. Portavoz del grupo No a Bolonia "Queremos un debate público"

Francisco Javier Martín es estudiante de Periodismo, pertenece a la Junta de la Facultad de Comunicación, al claustro de la universidad y al grupo de estudiantes No a Bolonia. "Pedimos que se detenga el proceso de Bolonia. En Sevilla, concretamente, queremos que exista un debate público sobre los nuevos planes de estudios y el plan de Bolonia. Todo ello debería pasar por la asamblea de estudiantes antes de ser aprobado". Este alumno recuerda tristemente cuando hizo esta solicitud al rector, dentro del claustro, sin que haya tenido éxito.

Entre las reivindicaciones de la agrupación No a Bolonia, formada por alumnos de la Universidad de Sevilla y la Pablo de Olavide, está la eliminación del sistema de financiación por objetivos, el aseguramiento de las becas para los alumnos, la equiparación de precios entre grados y posgrados, la eliminación de vínculos con empresas y la elección del rector por sufragio universal en casos como el de la Universidad Hispalense, entre otros asuntos.

JUAN MANUEL CORTÉS. Vicerrector de la UPO "El plan no será una privatización"

Juan Manuel Cortés ha sido uno de los vicerrectores más involucrados con Bolonia desde que en su Universidad, la Pablo de Olavide, se comenzaran a implantar experiencias piloto en 2003. El vicerrector de Docencia recuerda también la actitud negativa de los alumnos al inicio de aquellas experiencias. "Salieron en una foto de EL PAÍS hacia 2003 y ninguno parecía estar especialmente contento. Sin embargo, con el tiempo, se han ido dando cuenta de las ventajas", dice. Entre los beneficios del nuevo plan, Cortés destaca el incremento del rendimiento: "Dentro de las titulaciones en las que ya se ha implantado el plan como experiencia piloto, ha habido una disminución importante en el número de no presentados y una mejora en las calificaciones". En cuanto a las voces contrarias a Bolonia, Cortés lo achaca a una falta de información: "Se cree que el plan significará la privatización, cuando la Universidad seguirá siendo pública. Nosotros hemos tratado de dar suficiente información. De hecho, hicimos un debate público".

RAFAEL PÉREZ ESCOBAR. Alumno de Ingeniería "Hay beneficios y perjuicios"

"El Cadus [Consejo de Estudiantes] no debe tener un posicionamiento oficial a favor o en contra sobre Bolonia. El plan beneficia a algunos compañeros, como los que cursan ingenierías, por ejemplo, y perjudica a otros, como los que estudian Humanidades", señala Rafael Pérez Escobar, alumno de tercero de Ingeniería Técnica Industrial, miembro del Claustro de la Universidad de Sevilla y del Consejo de Estudiantes.

Según explica, el Cadus no "facilitará ni pondrá pegas" a las protestas, sencillamente, dejará a cada asamblea tomar esas decisiones, una postura neutral que ha supuesto numerosas críticas a este órgano. Precisamente, la asamblea de la Escuela Politécnica, a la que él pertenece, aprueba la implantación del Espacio Europeo pero, paralelamente, ha votado a favor del debate público, algo que le obliga a él a posicionarse en este sentido dentro del Cadus. Pero su voto es insuficiente para modificar la postura del consejo, contraria a apoyar cualquier iniciativa partidista.

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