La Nuestra, muy mal

Sobre la "televisión basura" quiero denunciar que La Nuestra también da una imagen estereotipada de Andalucía. Con programas como Aquí se discute, donde la calidad de los invitados tiene mucho que desear; donde no se aborda un tema desde ningún rigor científico, sino desde la más absurda y estrafalaria chabacanería, con personajes excéntricos y nada representativos que se limitan a montar su patético número frente a unos presentadores muy "finos" que no paran de incitarles a la ordinariez; donde se vuelve a vender el prototipo del andaluz gracioso, inculto, ignorante, pero capaz de llevar su propia ignorancia hasta el mayor atrevimiento, eso sí, con "mucha grasia", y maldita la gracia que hacen. Programas como Mira que bueno, que viene a reclamar para Andalucía, una vez más, el título oficial de la patria del chiste y que nos permite observar cómo compiten dos pueblos andaluces para ver quién de los dos es el más gracioso Programas como Noche trasnoche, donde una presentadora coquetea con la estupidez y el mal gusto hasta altas horas de la madrugada. Cómo nos vamos a extrañar de que en otras televisiones los andaluces aparezcan representando papeles de "chachas" con acento hiperbólico y gestos histéricos; o bien de pícaros, tunantes, pero muy "grasiosos", que huyen del trabajo y que siempre tienen un chiste en la boca, cuando no el "ozú, mi arma". Qué decir ya de los informativos tendenciosos, de los programas de concursos como Números rojos, donde la dificultad de las preguntas formuladas a los concursantes les producen verdaderos escalofríos. Qué opinar del programa De tarde en tarde, de la sin par Irma Soriano. Repudiada de otras cadenas, viene a refugiarse a La Nuestra. Habla en andaluz forzado, cuando con nuestra habla quiere resaltar alguna grosería y, como nadie, baja a los propios fondos de la alcahuetería sin pudor alguno. Y aun así el señor Santiago Sánchez Traver, director de Canal Sur Televisión, se atreve a declarar en La crónica de Sevilla que en Canal Sur no hacen programas como Qué apostamos o El semáforo, donde se ríen de los tontos sin pagarles y que sí apuestan por la calidad.-