Oposiciones de conservatorio
Tras ejercer durante varios lustros como funcionario, profesor y violinista, decidí presentarme a las oposiciones de profesor de conservatorio convocadas por la Junta de Andalucía. Lo hice embargado de cierto escepticismo ya que son pocas las plazas y muchos los aspirantes. No me ha sorprendido no haber obtenido la plaza, pero me ha indignado el trato recibido. Me quedé perplejo y más aún al comprobar que fue la tónica general en las oposiciones. El tribunal que me tocó suspendió a 77 de los 87 candidatos que se presentaron, impidiéndonos participar en las siguientes pruebas. El 88,5% de los aspirantes hemos sido declarados incompetentes con las primeras pruebas. No sé si es consecuencia de la pasteurización, de las microondas o de los móviles, pero parece ser que nuestra raza docente está degenerando. Tal vez el nivel de los conservatorios sea altísimo, aunque evidentemente no lo debe ser la formación que en ellos hemos recibido, si tras titularnos, en incluso ejercer en ellos, nos patean de esta manera. En todo caso, el resultado delata graves disfunciones en el sistema y arroja un balance imposible de comprender. Evidentemente sólo obtendrán plaza quienes obtengan mejores notas (si no las dejan vacantes), pero suspender con notas de risa al 88,5% de los participantes es un atentado contra las personas, la inteligencia y el sistema. El examinador que suspende tanto se está suspendiendo a sí mismo y está proclamando su incompetencia. En cualquier otro ámbito escolar o universitario unos resultados así serían intolerables. Las autoridades educativas de la Junta deberían investigar y pedir responsabilidades. Si no lo hacen serán encubridoras y cómplices de unas actuaciones deshonestas y contrarias a los valores que la educación y la música deberían transmitir.
