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Reportaje:

Presteza judicial para El Cuco

El juicio contra el menor del 'caso Marta' implicado en el crimen será en otoño

La joven Marta del Castillo llamaba "peque" a El Cuco. Ambos eran adolescentes, pero él sólo contaba con 15 años. Al ser menor, Javier G. El Cuco será juzgado por su implicación en el asesinato de la joven previsiblemente antes del próximo 15 de noviembre, ya que para entonces debería ser puesto en libertad, según la ley. El fantasma de la liberación del supuesto delincuente precoz es un riesgo que difícilmente asumirán los responsables del caso, a tenor de la alarma social creada.

La instrucción judicial que dirige una fiscal de menores, en paralelo a la que determina la implicación de los cuatro adultos en el Juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla, está bastante avanzada y no está previsto que haya problemas de fechas, a pesar de que el verano retrasa todas las instrucciones y su defensa aún puede solicitar pruebas que dilaten el caso.

La liberación del supuesto delincuente es un riesgo por la alarma social creada
El menor asegura que confesó su colaboración por "presiones" policiales
Carcaño le define como un adolescente sorprendentemente cruel y calculador
Javier G. desveló datos que llevaron a la implicación del hermano de Miguel
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Como todos los protagonistas de esta macabra historia, El Cuco, internado desde su detención en febrero en un centro de menores, también ha cambiado de versión varias veces. Su último relato ante el fiscal rechaza cualquier implicación en los hechos y asegura que el día del crimen estuvo de botellón con unos amigos. Pero las declaraciones de los chicos que supuestamente compartieron esa cita no coinciden en los horarios de sus movimientos durante ese día. Antes de esta última versión, el menor asegura que confesó su colaboración para trasladar el cuerpo de Marta con sus dos amigos, atemorizado por "presiones" de la policía.

Al comienzo de la investigación, su papel parecía el de un simple encubridor que fue amedrentado para colaborar en la desaparición de Marta. Tras ser detenido, El Cuco narró al juez un relato del crimen dado por válido durante un mes. Un testimonio que el instructor calificó "de extraordinaria credibilidad".

En cambio, la última declaración de Carcaño le definía como un adolescente sorprendentemente cruel y calculador. De esta comparecencia se desprende que los dos jóvenes, de 15 y 19 años, violaron y asfixiaron con un cable a Marta. Carcaño implicó a su amigo El Cuco, después de que éste relatara a la policía la participación del hermano de Miguel en el asesinato. Al margen de las múltiples y contradictorias versiones de los implicados, el último relato de El Cuco atesora un problema insalvable: las muestras de ADN recogidas por la Policía Científica revelaron su papel protagonista.

En esta banda de mentirosos compulsivos que cambian el guión sin previo aviso, El Cuco es un alumno aventajado de Carcaño. En una de sus declaraciones explicó que se ayudó de informaciones difundidas por televisión para construir el relato que contó en sus anteriores comparecencias. Sin embargo, el día en que fue detenido, no habían trascendido apenas detalles de lo sucedido. Fue precisamente él quien desveló datos que permitieron avanzar en la investigación, como la implicación del hermano de Miguel.

En la fiscalía de menores, la instrucción que atañe a El Cuco avanza con velocidad de crucero por distintos motivos. Javier G. es el único menor implicado en el crimen y por lo tanto el único imputado de esta investigación. Ésta discurre en paralelo a la del Juzgado número 4 de Instrucción, que asume todas las declaraciones de los imputados adultos y a continuación dirige copia a la fiscal y al juez de menores del caso. De este modo, la peliaguda instrucción o expediente está dirigida por la fiscal, que emite decretos contra los que en teoría no caben recursos y lo cual supone que no se dilate cada decisión tomada por el instructor.

De momento, sobre El Cuco no recae una imputación formal que detalle su responsabilidad en el caso. Tras la calificación de las partes, el juez decidirá la condena sobre el menor, que previsiblemente incluirá varios años de reclusión en un centro de menores y una posterior libertad vigilada

Más información en la página 50

Aficionado a las navajas

El Cuco es un adolescente de 15 años que tenía una vida algo desordenada para lo habitual en un chico de su edad, según coinciden dos de sus amigos. Vivía con su madre y pasó temporadas largas en casa de Miguel, en el mismo domicilio de la calle León XIII en el que, presuntamente, llevaron a cabo la violación y el asesinato de Marta. Allí se movía con soltura y no se sentía en casa ajena. El Cuco no solía meterse en grandes problemas, pero sí tenía algún hábito y aficiones que chocaban entre los que no eran de su círculo más íntimo. Le gustaban mucho las navajas y más de uno lo vio algún día llegar al instituto conduciendo el coche de su madre.

Para un adolescente de su edad, Javier G. pasaba mucho tiempo solo, hábito al que se había acostumbrado al ser hijo único. Esa carencia de hermanos le hacía necesitar la atención de sus dos amigos mayores, ambos de 19 años, Miguel Carcaño y Samuel Benítez. Dentro del trío, El Cuco buscaba demostrar que estaba a la altura de sus amigos.

Su amistad con Marta, dos años mayor que él, llegó a partir de Miguel y Samuel. Luego, Marta y él hicieron buenas migas y, según confesó el menor en una de sus declaraciones ante el juez, tuvieron una breve relación sentimental. "Un rollo", según lo definió él. Tardó en reconocerlo, lo que, según fuentes del caso, "es indicativo" de que quería ocultarlo porque pensaba que ese dato se podía volver en su contra.

Cuando empezaron a extenderse las sospechas sobre la implicación de El Cuco, la página del menor en la red social Tuenti se llenó de reproches. "Tu lo sabías, ¿no?", le escribió un amigo. Él lo negaba y se afanaba en recordar su participación en todos los actos organizados para recordar a Marta. Pero el menor tardó en unirse al grupo de los que buscaban a la chica y a los investigadores no les pasó desapercibida esta demora.

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