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Reportaje:

Los leones cuentan sus secretos

La restauración desvela que las esculturas de la Alhambra tienen varios autores

La restauración de los famosos leones de la Alhambra ha desvelado diferentes secretos que los felinos tenían grabados en el mármol con la tinta de los siglos. Cuando en febrero de 2007 fueron retirados de su entorno para evitar su desintegración, víctimas de la humedad y el hielo que se colaba por sus grietas hasta rasgar su piel, nadie pensaba que iban a aclararse tantos aspectos relacionados con su origen.

La directora del Patronato de la Alhambra, María del Mar Villafranca, informó ayer sobre los avances relacionados con la restauración de las 12 piezas en el transcurso de la primera Feria Internacional de Conservación y Restauración del Patrimonio de Granada. "Los leones no son obra de un solo autor. Ninguno es igual a otro. Es posible que se utilizara uno de ellos como modelo, probablemente el más grande y ornamental, aunque tampoco puede descartarse que el que sirviera como referencia no fuera incluido en el conjunto", explicó Villafranca.

El león número 10 presenta una decoración más trabajada

Los estudios realizados por los arqueólogos e historiadores de la Alhambra, que han tenido la oportunidad de ver las entrañas de los felinos, datan su construcción entre 1362 y 1391 por orden de Muhammad V. El encargo habría sido realizado a un taller de la zona, que empleó mármol de Macael para su creación.

Los artesanos comenzaron el trabajo tras la elaboración de un modelo, una técnica frecuente en los talleres de la época, en los que un artista esculpía la pieza principal que después imitaban los trabajadores. De ser éste el caso y estar integrado el modelo en la fuente, éste sería el león número 10, que tiene una decoración más trabajada y que presenta huellas en forma de lágrima y bigotes mucho más rizados en el rostro que los otros 11.

Aparte de los bigotes, hay otros indicios que llevan a sacar estas importantes conclusiones. "Las colas de las diferentes esculturas nunca son iguales. Tampoco su tamaño, ni su perfil ni su peso. Todo apunta a que fueron esculpidos por distintas manos, ya que, además, en cada ejemplar puede verse una voluntad de expresar detalles diferentes, como sucede con las uñas de las patas que están perfectamente trazadas en algunos de ellos", detalló la directora del Patronato de la Alhambra.

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Tampoco las orejas coinciden, si bien esta diferencia, mucho más evidente, es la consecuencia de la restauración a la que fue sometida la fuente en el siglo XVII por Alonso de Mena, que decidió sustituirlas por otras al no poder salvar su deterioro. "Son unas de las partes más sensibles de nuestros leones y en aquella restauración fueron cambiadas por otras. Aun así, en tres de los leones hemos descubierto los vestigios de las orejas originales", explicó Villafranca, que dijo no poder adelantar más información, ya que de este trabajo han formado parte "muchos especialistas que podrán aportar sus avances" en un futuro próximo.

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