_
_
_
_
_
Reportaje:

La maternidad más lenta y costosa

La espera para la fecundación in vitro en el SAS supera los dos años - Cada vez más mujeres acuden a clínicas privadas - Muchas se hipotecan para pagarlo.

Reyes Rincón

Pilar tiene 32 años y dos embriones implantados en su útero. "Me han dicho que uno va muy bien y el otro más lento, pero va", cuenta nerviosa. El próximo jueves le hacen la prueba de embarazo. Ha llegado hasta aquí después de desistir de la sanidad pública y optar por pagar 4.450 euros para una fecundación in vitro en una clínica privada de Sevilla. "Si quieres tener un hijo es lo que hay", se queja.

La edad media para tener el primer hijo supera ya en Andalucía los 30 años, lo que ha contribuido al aumento de la infertilidad en la última década. Según un estudio de la asociación pro derechos civiles, económicos y sociales (Adeces) en 2006, cada año surgen 16.000 nuevos casos de infertilidad en España. El problema crece mucho más rápido que los medios materiales y humanos con los que cuenta la sanidad pública para combatirlo.

El problema crece más rápido que los medios para combatirlo
"Empecé a tratarme con 32 años y si me descuido me planto en los 40"

La consejera de Salud, María Jesús Montero, se ha comprometido a establecer esta legislatura un plazo máximo de 180 días para recibir un tratamiento adecuado en las unidades de reproducción asistida. El plazo actual, según datos del SAS, es de tres meses para las técnicas básicas (inseminación artificial) y entre 20 y 30 meses para los tratamientos de fecundación in vitro.

Un muestreo realizado la semana pasada por el SAS entre los hospitales andaluces concluyó que las mujeres que esperan una fecundación in vitro en el Carlos Haya de Málaga tendrán que esperar dos años; las del Reina Sofía de Córdoba y el Virgen del Rocío de Sevilla, entre dos y dos años y medio. La fecundación in vitro sólo se realiza ahora en cinco hospitales de Andalucía, pero la Consejería de Salud prevé extenderla "pronto" a todas las áreas hospitalarias lo que, asegura la Junta, contribuirá a reducir la espera y permitirá cumplir ese plazo de 180 días que hoy parece muy lejano. "A mí me dijeron primero que tardaría al menos dos años y medio. Volví a preguntar y me lo subieron a tres", cuenta Pilar.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Alicia, una gaditana de 35 años, aún no ha recurrido a la sanidad privada, pero cree que lo hará pronto. Empezó a tratarse en el SAS antes de cumplir 32 y después de un proceso que define como "caótico" no ha conseguido mucho. Un intento fallido de inseminación artificial y otro que se quedó a medias por un error de cálculo de fechas de los médicos. "Ya tengo falta de confianza", confiesa. Padece endometriosis y sospecha que necesitará una fecundación in vitro. Pero mientras el SAS se decide a prescribírsela y espera que corra la lista pasarán varios años. "Esta espera siempre es muy dura, pero en las mujeres con endometriosis es que, además, en este intervalo van perdiendo órganos", explica María Antonia Pacheco, presidenta de la federación andaluza de afectada de endometriosis.

Alicia ya está temerosa: "Empecé a tratarme con 32 y, si me descuido, me planto en los 40". La barrera de los 40 años tiene la peor de las consecuencias para las mujeres que esperan en las unidades públicas de reproducción asistida: su exclusión del sistema. Las afectadas se quejan de que este límite, que es el mismo en las demás comunidades autónomas, no tiene base médica. Un portavoz del SAS explica que el tope se fija atendiendo a la efectividad de los tratamientos. "A partir de una edad son menos efectivos", asegura.

En la clínica IVI de Sevilla, una de las dos sedes que tiene en Andalucía este centro de reproducción asistida privado, más del 50% de las pacientes son mujeres que se plantean por primera vez la maternidad con más de 35 años. El año pasado realizaron alrededor de 1.400 ciclos de inseminación artificial o fecundación in vitro, de los que nacieron 660 bebés. Más del 20% fueron de madres que habían superado los 40, explica Manuel Fernández, director del centro, que fija el tope de edad de sus pacientes en 50 años.

En las clínicas privadas no hay listas de espera. "Puede pasar un mes y medio desde que nos visitan por primera vez hasta que salen con una prueba de embarazo positivo", cuenta Fernández. Pero el coste del tratamiento, que puede alcanzar los 9.000 euros para la fecundación in vitro, no está al alcance de todos. "Muchas estamos hipotecadas hasta las cejas, pero otras no pueden permitírselo", advierte María Luzón, presidenta de la Asociación Nacional para los Problemas de Infertilidad (www.asproin.com). Su experiencia le deja una conclusión: "Todos sabemos que pagando es más rápido, pero siempre empiezas en la pública. Lo triste es que al final te aburres y, si puedes reunir el dinero como sea, te vas a una clínica privada. En medio has perdido unos años estupendos".

Blanca Carrillo, el pasado vienes, en la habitación que tiene reservada para su hijo.
Blanca Carrillo, el pasado vienes, en la habitación que tiene reservada para su hijo.JULIÁN ROJAS

Ocho años de espera

"Me llamo Blanca, soy de Málaga, tengo 37 años y aún no he podido cumplir mi sueño: ser madre". Así empieza el vídeo que Blanca Carrillo colgó hace dos meses en YouTube para contar su historia. Ya ha recibido más de 4.000 visitas y muchos comentarios de aliento.

La habitación en la que posa tiene hasta las películas infantiles preparadas. La pintó y la decoró personalmente hace años pensando en que su deseo se cumpliría más temprano que tarde. Pero ha sufrido seis abortos y un embarazo ectópico que le hizo perder la trompa izquierda.

Lleva ocho años bajo supervisión del Servicio Andaluz de Salud (SAS) en el Hospital Materno de Málaga y está como el primer día. Sabe que tiene problemas para tener hijos, pero nadie le dice por qué. Sigue sin diagnóstico. "Me cierran puertas y es difícil mantener la ilusión", reconoce.

En abril de 2007, llegó lo que pensaba que era un paso adelante: un médico le envió a la unidad de donación de óvulos del hospital de Málaga. Pero asegura que no le informaron de que estaba cerrada y que no sabían cuándo abriría. En febrero de 2008 pidió que le derivaran a otro centro y el SAS envió al Virgen de las Nieves de Granada su historial. Un historial lleno de errores: desde que la trompa que tiene extirpada es la derecha, a que le habían recetado seis meses de pastillas, en lugar de tres.

Ya está preparada la unidad de donación malagueña y Blanca encabeza la lista. Pero en marzo recibió una resolución del SAS: su caso se trata con Diagnóstico Genético Preimplantatorio o donación de óvulos. "No obstante, ambas técnicas no se ofertan en el SAS para los casos de abortos de repetición", le comunican. Le sugieren que vaya a un centro privado, pero no puede pagarlo.

Blanca ha acudido al Defensor del Pueblo y ha pedido un abogado de oficio para denunciar al SAS. Mientras, cuenta con ayuda de la Federación andaluza de Endometriosis y un médico está estudiando su caso sin cobrar. "Tanto fomentar la natalidad y a mí, que quiero ser madre, no me dejan".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_