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El médico Bogas, condenado a cuatro años de cárcel por sus pastillas contra la obesidad

La Audiencia de Córdoba ha condenado a cuatro años y nueves meses de prisión al médico cordobés Antonio Bogas Cardeñosa como autor de un delito contra la salud pública, otro de desobediciencia a la autoridad y otro de lesiones por la comercialización de una fórmula magistral que recetaba a sus pacientes con problemas de obesidad, producto que contenía una composición distinta a la que presentó en la Dirección General de Farmacia para obtener las autorización para su fabricación, envasado y venta.

La sentencia, que no es firme, condena a Antonio Bogas a tres años de prisión y multa de diez meses a diez euros diarios e inhabiltación especial para el ejercicio de la profesión de médico y dedicarse a la industria farmaceútica durante dos años por el delito contra la salud pública; tres meses de arresto y 600 euros de multa por el delito de desobediencia grave a la autoridad, y 18 meses de prisión por un delito de lesiones. Además, deberá indemnizar a una paciente con 49.710 euros (8.271.048 pesetas). Por el contrario, la sala juzgadora le absuelve de otro delito de lesiones, de seis faltas de lesiones y de los delitos de estafa, falsedad en documento oficial y privado de los que estaba acusado.

Obesidad

El fallo da como hechos probados que el médico Antonio Bogas trataba en su consulta privada a pacientes con problermas de obesidad con un producto que recetaba y se elaboraba por diferentes oficinas de farmacia de Córdoba. En 1992 solicitó a la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad autorización para la fabricación, envasado y venta de un medicamente idóneo para adelgazar cuya composoción tenía como base exclusivamente productos vegetales inocuos para la salud. Tras los análisis se confirmó la existencia de esos productos vegetales y se le concedió la autorización para la fabricación. Antes de tener la autorización, Bogas había comercializado ya este producto desde 1991.

En diciembre de 1992, el médico formalizó un contrato de distribución con una sociedad para vender en España nueve millones de cápsulas de ese prodyucto, que más tarde fue inmoviliado por la Dirección General de Farmacia, ya que la composición del medicamednte difería totalmente de la presentada en el organismo.

Las cápsulas contenía productos ansióliticos e hipnóticos de larga duración encuadrados en el grupo de los psicotrópicos que pueden causar daños graves a los hipertensos o pacientes de corazón, otro diurético de los denominados de máxima eficacia que ocasiona pérdida de cloro, sodio, calcio, potasio y manganeso, y polvo de tiroides, que puede provocar en pacientes normales hipertiriodismo con mareos, temblores, insomnio y debelidad muscular. A conseceuncia de la ingestión de las pastillas una mujer sufrió un grave hipertiroidismo agudo del que tardó en curar 1.095 días.

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