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Aulas | NUEVAS EXPECTATIVAS LABORALES EN FP

Una veintena de alumnos de FP aprende mantenimiento de aeronaves en Palma del Río

El ciclo, el primero en Andalucía, se crea para cubrir los 1.000 puestos de la nueva factoría

El proyecto de instalación de una ambiciosa factoría aeronáutica en Sevilla hace que Andalucía comience a mirar al aire, pero esa futura mirada requiere personal. En esa y en otras muchas salidas profesionales piensan 24 alumnos del instituto Antonio Gala de Palma del Río (Córdoba). Este año han empezado un ciclo superior de Formación Profesional (FP) Mantenimiento Aeromecánico, el único que se imparte en Andalucía. Se desarrolla en el aeródromo de esta localidad cordobesa que gestiona Faasa Aviación, empresa que se encarga de la formación y de aportar los materiales en colaboración con la Consejería de Empleo.

La Consejería de Educación calcula que se requieren 1.000 puestos de trabajo en el sector de mantenimiento aeromecánico. Dentro de dos años, los alumnos podrán acometer el cuidado y mantenimiento de "cualquier tipo de avión o helicóptero que vuela en 33 países, fundamentalmente de la Unión Europea y los países del Este", afirma José Luis Romera, encargado del ciclo superior y profesor de Legislación Aeronáutica, entre otras asignaturas.

Los estudiantes ni siquiera pisan el instituto al que están adscritos y hacen vida estudiantil cerca del hangar. Proceden de todas las provincias andaluzas y sólo uno de ellos es de Palma del Río. La mayor atracción para el ciclo formativo, para el que se pide Bachillerato y un 7 de nota media, es la salida profesional: "Me gustan mucho los aviones y es una buena profesión, sobre todo con muchas salidas", asegura Noelia Berrocal, la única alumna del ciclo que se enteró de la oferta por el orientador de su instituto en Campanillas (Málaga). 60 aspirantes se quedaron fuera este año.

Los alumnos consideran que es un curso complicado: "nos aprietan", afirman al unísono. Para el sevillano Alexander Gutiérrez se trata de un paso previo a su gran aspiración: "Quiero ser piloto", asegura. Luciano Ruz, encargado del aspecto práctico de la formación, constata el nivel de exigencia: "Con este trabajo uno se juega la vida de mucha gente, por lo que hace más un equipo que un manitas; no se trata tanto de arreglar como de prevenir", advierte. Ruz es quien les enseñará a realizar todo tipo de soldaduras, ajustes, remachados, reparación de estructuras y mediciones. En el taller de la escuela acaba de llegar la cola de un helicóptero estrellado cuya chapa será tratada por los alumnos: "Les servirá de entrenamiento", explica José Luis Romera, también director de formación de Faasa Aviación.

Pero el mantenimiento aeromecánico no solo precisa de alumnos manitas, ya que estos se enfrentan a 1.600 horas teóricas además de las 1.100 prácticas. Cursarán Física General Aplicada, Legislación Aeronáutica, Materiales y Tornillería o Inglés Técnico. "Tienen mucho entusiasmo, se esfuerzan porque saben que el que saque el titulo tiene trabajo", explica María Angustias Berlanga, profesora de Ingeniería Industrial.

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