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Aina Moll, 80 años de consenso verbal

La primera directora de Política Lingüística de Cataluña, agasajada en Palma

"Ningún problema entonces; y ahora tampoco lo hay". La filóloga balear Aina Moll (Ciutadella, 1930) sintetiza así tanto los pasos que en su momento la guiaron para construir la política de normalización lingüística del catalán como la filosofía que ha inspirado siempre su manera de actuar al respecto. Desde 1980 y durante ocho años, Moll fue alma y motor de esa delicada labor como directora general de Política Lingüística de la Generalitat de Cataluña en la etapa presidida por Jordi Pujol.

"Todo el mundo ayudó: grupos políticos y culturales, sin oposición", recalca y minimiza el rechazo del Manifiesto de los 2.300, lanzado en 1981 por Federico Jiménez Losantos. "No hizo demasiado daño", destaca.

Esas impresiones las fue desgranado la científica el pasado jueves en el homenaje que le tributaron compañeros y discípulos por sus 80 años durante la presentación, en el Instituto Ramon Llull en Palma de Mallorca, del Institut d'Estudis Catalans (IEC).

Decenas de personas siguieron apretujadas las intervenciones de quienes recordaron que era la hija del gran filólogo Francesc de Borja Moll. Los "tiempos heroicos" de Ramon Aramón los rememoró Francesc Moll, editor, uno de los siete hermanos de Aina. "Mandaba más que mi madre y ponía orden, y así adquirió sentido de autoridad y flexibilidad".

Esta vía de rigor y equilibrio la abrió Aina Moll en la gestión del catalán, según su colega Joan Veny, que citó su apuesta centrista, ya en 1979, por un "modelo de lengua estándar flexible, entre los peligros de la disgregación territorial y la unificación a ultranza".

Cursos clandestinos

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Su carácter siempre positivo fue evocado por miles de alumnas de sus clases de francés del instituto Joan Alcover de Palma, donde invitó "a aprender mallorquín" en cursillos clandestinos y suscitó la vocación de dos escritoras en catalán, Carme Riera y Maria Antònia Oliver, esta última en primera fila del acto.

Damià Pons, ex consejero de Cultura del Gobierno balear, subrayó el papel de los Moll en "el activismo cívico lingüístico mallorquín de resistencia cultural" y alabó su capacidad para construir el argumentario pedagógico popular sobre la identidad y el uso de la lengua propia. "Buscaba evitar conflictos", indicó Isidor Marí, su colaborador en la dirección general y presidente de la sección de Filología del IEC. Marí asumió que los resultados logrados "eran superiores a las expectativas".

El tándem Moll-Marí inventó las campañas pioneras de la Norma, el Digui-digui, la ley de normalización, el Termcat... Aquella Administración proactiva, con 25 personas, ahora suma 1.100, como reseñó el actual secretario de Política Lingüística, Bernat Joan, pero "queda la huella del cap clar".

La homenajeada se manifestó "una mujer con mucha suerte", en todos los ámbitos. "Hace varios años que no voy a Barcelona. Pero siempre me paran y me saludan. Y eso compensa".

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