_
_
_
_
_
Reportaje:

Carril bici, más calidad que cantidad

El edil de Movilidad de Barcelona, Eduard Freixedes, apuesta por mejorar las infraestructuras y sancionar a quien invada el espacio segregado

Blanca Cia

Un camión está estacionado en el carril bici de Consell de Cent entre paseo de Gràcia y Pau Claris. Es mediodía. Delante hay otro vehículo, también aparcado. Los ciclistas que circulan no tienen otro remedio que saltar a la izquierda y hacerse un hueco entre los coches. Uno de esos ciclistas es Eduard Freixedes, edil de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, que se presta a dar una vuelta en bicicleta. Pese a comprobar que la línea blanca del asfalto no es suficiente para segregar el espacio del ciclista, él defiende que las gomas de separación -como las que hay en otros carriles bici de la ciudad- no son buenas porque la gente tropieza. Su receta es más disciplina y más agentes de la Guardia Urbana sancionando a quien invada los carriles bici. "Hemos dado instrucciones a los agentes para que persigan las infracciones sobre los carriles bici", apunta.

Con los números en la mano, el año pasado se multó más que este: 1.890 sanciones entre enero y septiembre de 2010 frente a 886 de enero a septiembre de este año. La mayor parte de las sanciones fueron por estacionar y circular con motos y vehículos de cuatro ruedas sobre los carriles bici. Desde hace tres semanas un vehículo de la Guardia Urbana dotado de cámara sanciona a los vehículos que invaden las zonas de los ciclistas.

Barcelona tiene actualmente unos 160 kilómetros de carril bici y aproximadamente unos 100.000 desplazamientos diarios a partes iguales entre el Bicing y las bicicletas particulares. Fue la puesta en circulación de las 6.500 bicicletas públicas lo que evidenció que las infraestructuras de la bici dejaban mucho que desear. De ahí que muchos ciclistas vayan por la acera con la consecuente conflictividad con el peatón. Las asociaciones y entidades del sector de la bicicleta insisten en que la política de la bici sigue sin ser seria. "Durante años se ha primado la cantidad de kilómetros a la calidad. Nosotros creemos más bien lo contrario", sostiene. Lo dice al paso por uno de los carriles bici de la Diagonal.

Es una avenida que el gobierno municipal dice que hay que mejorar, aunque no dibuja cómo. "Los carriles de la calzada central no pueden desaparecer. Eso es algo que tenemos claro. Queda el resto para ordenar el espacio", señala. El resto es la acera junto a las fachadas, las calzadas laterales y las dos aceras medianeras donde los parterres ocupan un considerable espacio utilizado como pipican. "Resulta desproporcionado teniendo en cuenta la presión que hay", opina. No adelanta más datos, salvo que la bici tendrá un espacio mejor y más seguro en el diseño que empieza a trazar.

El paseo sigue por la Rambla de Catalunya, donde las bicis deben ir por la calzada. Aunque a veces sean literalmente empujadas por los vehículos. "Los coches y el resto del tráfico debe acostumbrarse a compartir espacio con las bicicletas. En zonas 30 y calles de un carril -como la Rambla de Catalunya- el tráfico debe ser más lento", argumenta. Y si no es así, pues se pasa a más sanciones al infractor, añade.

Tras Consell de Cent, la ruta prosigue por el paseo de Sant Joan hasta llegar a la plaza de Tetuán, donde el carril bici que se pintó es lo más parecido a una gincana imposible, con plantas que cierran el paso y peligrosos bordillos. Nadie lo usa. "Las plazas son una asignatura pendiente como la de Glòries, la de Catalunya y Colón", reconoce. Algunos carriles bici serán cambiados con seguridad, como el que rodea el parque de la Ciutadella. "No es normal poner el carril junto a la valla y las puertas de acceso al parque", apunta. Y admite que la fachada del litoral también necesita una clara intervención. Por ejemplo, al carril bici del Moll de la Fusta se accede atravesando la rampa de entrada de un aparcamiento. "Eso es un disparate", afirma.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El edil cree que es imprescindible que los carriles bici sean legibles tanto para el ciclista como para el peatón. La lista de disparates sería interminable: pasos mínimos compartidos entre peatones y bicicletas entre el Moll de la Fusta y la avenida de Joan de Borbó, árboles en medio de un carril, pasos de carril bici sobre el asfalto sin vado en las aceras...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_