_
_
_
_
_
Reportaje:

ERC consuma su viraje a la derecha

El congreso republicano entierra los años del tripartito y enfoca al partido hacia el entendimiento con CiU - Desaparecen las críticas a los recortes sociales

"Entre la izquierda y la derecha, nos situamos a la izquierda. Entre la izquierda y Cataluña, escogemos Cataluña". Este es el principio que cimienta las bases de la nueva etapa de Esquerra Republicana (ERC) y que ayer fue repetida en varias ocasiones por la nueva dirección durante la celebración del congreso del partido, que, además de proclamar a Oriol Junqueras como nuevo presidente, aprobó cómodamente la hoja de ruta de la formación.

Este camino lo marca la ponencia política, que señala una senda clara hacia la reivindicación nacional y soberanista en detrimento de las políticas sociales, que durante los últimos años han sido el motor principal del partido. Una muestra clara de este viraje hacia la derecha es el hecho de que ERC haya decidido borrar de la última versión de la ponencia las críticas a los recortes sociales que está impulsando CiU en la Generalitat. La federación nacionalista quiso corresponder con otro gesto de acercamiento enviando al secretario general, Oriol Pujol, al acto de proclamación de Junqueras como presidente. El dirigente republicano le saludó efusivamente nada más acabar su discurso.

Junqueras logra un apoyo masivo a su proyecto en un apacible cónclave
Ridao se despide reivindicando el alma "social" y con un "hasta pronto"
Más información
El retorno de la ambigüedad
Ridao se somete a la disciplina de partido y anuncia que hará campaña por Bosch

El nuevo líder republicano evitó también referencias a los recortes y no dibujó la futura hoja de ruta del partido en el terreno social más allá de referencias vagas. Junqueras optó por una arenga épica, que consiguió arrancar ovaciones sonadas en diferentes ocasiones. "Somos el fruto de muchas derrotas, pero la semilla de muchas victorias", concluyó emocionado por el clamor del público.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Y es que la militancia, harta de luchas intestinas que en apenas tres años han minado la dirección de Josep Lluís Carod Rovira primero y la de Joan Puigcercós después, está comulgando, aparentemente, con este nuevo discurso del partido. Ayer los afiliados que asistieron al congreso -unos 1.600- cerraron filas en torno a la nueva dirección: la ponencia marco y los nuevos estatutos fueron aprobados por una arrolladora mayoría (96%) y se rechazaron todas las enmiendas que los militantes habían presentados a ambos textos.

Puigcercós, en su última intervención como presidente de ERC, fue más sutil y reivindicó las dos almas del partido, la social y la soberanista, y defendió que "es necesario compaginarlas". "Si nos obligan a escoger, podemos tener problemas", admitió.

Aunque el partido se esfuerce en dar una imagen de unidad y de voz única, las opiniones discordantes están presentes, pero se expresan en voz baja y en los pasillos. El único que levantó la voz fue el hasta ayer secretario general y portavoz en el Congreso, Joan Ridao, que defendió "un partido socialmente de izquierdas, con rostro social". Pero la voz crítica de Ridao se queda, de momento, sola frente a una dirección que ensalza la reivindicación nacional.

La única muestra de apoyo que recibió el exdirigente le llegó de Joan Puigcercós, quién alabó su trayectoria y pidió un reconocimiento para Ridao porque "ha tenido que afrontar dificultades, como la desconfianza injusta e inmerecida de su lealtad al partido", aseguró el expresidente en referencia al aislamiento a que la dirección de Junqueras ha sometido a Ridao durante las últimas semanas (no se le permitió repetir como candidato a las elecciones generales y se le ha relevado de todos los cargos del partido).

La nueva Esquerra, el eslogan elegido para este congreso, se pone así en marcha para evitar otro batacazo electoral como el de las autonómicas, cuando ERC perdió la mitad de sus votantes, o el de las elecciones municipales, en las que se dejaron en el camino 200.000 votos y la representación en las grandes ciudades, excepto Barcelona. Queda por ver si la nueva estrategia se plasma en una recuperación en las urnas el 20 de noviembre, y en caso de fracaso, si esas voces críticas ahora latentes vuelven a salir con intensidad. Quizá por eso, Ridao se despidió ayer con un "hasta pronto".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_