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Reportaje:

El club de los mimos

Ocho mujeres abren un espacio en Barcelona para pacientes de cáncer

Ana Pantaleoni

"Mimar, ésta es la clave", cuenta César, el peluquero de Animare. "Cuando salen del médico van a ciegas, necesitan ayuda". Aquí encuentran mimos. Animare se puso en marcha hace unas semanas en Barcelona, en la calle de Londres 65. El centro lo regentan ocho mujeres, cuatro de las cuales han padecido cáncer. Ellas echaron de menos en su momento un lugar donde les solucionaran los problemas derivados de su estado físico o anímico. Estas ocho mujeres no forman un centro médico ni una ONG. Animare es una empresa privada, un negocio, que trata de satisfacer todas aquellas necesidades que, desgraciadamente, genera la enfermedad.

Una peluquería, unas cabinas de estética, dos salas de gimnasia y una boutique. Hasta aquí nada sorprendente si no fuera porque todas estas instalaciones están unidas en un solo centro y pensadas para personas que sufren o han superado un cáncer.

"Muchos pacientes se sienten perdidos. Todo aquello que ofrecemos nosostras se encuentra en un sitio u otro, pero de forma repartida por toda la ciudad. No hay un centro parecido en España", explica Pilar Durán, gerente de Animare. "Todo existe, pero, por ejemplo, el yoga y el taichi que practicamos está pensados sólo para afectados porque son ejercicios para su ritmo", asegura. Ocurre lo mismo con la estética, la gimnasia o la moda. La gerente explica que Animare está abierto a todo el mundo y a todo tipo de cáncer, aunque el de mama recibe especial atención.

"Si nos fijamos en la oncología más avanzada en años, la norteamericana, en los centros de cáncer cuentan con grandes departamentos que se encargan de ayudar al enfermo en todo el proceso", afirma Pere Gascón, jefe de servicio de la unidad de oncología del Hospital Clínico. Gascón valora la iniciativa de la Generalitat que pretende cubrir los grandes hospitales con psicooncólogos, pero denuncia la carga asistencial que sufren los centros médicos: "Estamos para detectar la enfermedad pero falta tiempo para dar un tratamiento global debido a la presión asistencial y las plantillas reducidas".

El hospital Duran i Reynals, del Instituto Catalán de Oncología (ICO) de L'Hospitalet de Llobregat, dedicado exclusivamente al cáncer, lleva años incorporando servicios complementarios para estos enfermos. Un ejemplo es la arteterapia, que usa medios y procesos artísticos para acompañar al paciente en su estancia en el hospital y ayudarlo a comunicarse.

"Consideramos que estas ayudas complementarias tienen que estar mínimamente reguladas y seguir un protocolo que asegure la buena praxis", advierte Jorge Maté, psicooncólogo del ICO. En la Asociación Española Contra el Cáncer en Barcelona también se trabaja para ayudar al enfermo en su adaptación a la vida diaria. "Hay gente que busca ayuda fuera del hospital porque también es bueno normalizar la actividad", comenta Eva Rodríguez, psicooncóloga.

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Luz Gómez es socia y técnica ortopédica. Está al frente de la tienda de Animare. En esta época lo más solicitado son los bañadores. "Pero también se pide corsetería como la que llevaban habitualmente antes de la operación", afirma. Junto a Luz está Elisenda Ferran, también socia y esteticista. "Cuando te someten a tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia, la piel sufre de deshidratación". Elisenda ha sufrido su calvario con la enfermedad. Asegura que el paciente, cuando llega al centro, "hace otra sonrisa. Ven que estás en activo y funcionando". En el momento de las poleas, en la sala de gimnasia, se comparten experiencias. Lourdes está operada de un cáncer de mama: "Yo tuve problemas de información: no encontraba ropa interior y debía hacerme yo misma la bolsa para la prótesis. Ir a la playa fue terrible".

Montse Gironès es socia de Animare y fisioterapeuta de la unidad de cáncer de mama del Hospital Clínico. Acude al centro por las tardes para impartir fisioterapia de prevención. "Los hospitales hacen muy buen trabajo en la parte médica, pero espero que a la larga haya centros como éste en todos los hospitales", desea Gironès.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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