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El exceso de segunda vivenda hunde el precio de los pisos en Tarragona

Un total de 50 metros cuadrados, terraza en primera línea de mar de Salou y un cartel en la barandilla desde hace años. Se vende. "Pero nadie compra. Ni para regatear llaman", suspira Jaume Font, más de 15 meses esperando una oferta por su apartamento. En 2007, cuando lo puso en venta, 280.000 euros le pareció un precio razonable: le permitía recuperar buena parte de lo invertido. Este agosto, aunque a nadie parezca importarle, Jaume ha bajado la cantidad sin que ningún comprador se lo pida. "240.000 euros y me libro de la hipoteca", dice. Pues ni así.

El precio de los inmuebles cayó en Tarragona el 9,4% entre 2008 y 2009, dos puntos por encima de la media catalana (7,5%). Es la provincia de Cataluña más afectada por la saturación del ladrillo, según el Ministerio de Vivienda. Aunque expertos del sector estiman que el desplome alcanza el 30% debido, sobre todo, a la escasa demanda de segundas residencias, lo que más abunda en Tarragona. Gonzalo Bernardos, director del Máster Inmobiliario de la Universidad de Barcelona, aplica un listón claro: "Todo lo que cueste más de 200.000 euros en Tarragona puede darse por enterrado".

"La caída de precios puede no tener fondo porque no hay demanda. Bajas y bajas pero es que nadie quiere comprar", asegura Víctor Royo, de Finques Comarruga. La compraventa de pisos en la provincia se ha desplomado el 45%, 10 puntos más que la media catalana, según Vivienda. El panorama se ennegrece cuanto más al sur: pasado Miami Platja, los gestores dibujan el desierto: "La demanda es cero y la oferta mil. Hará falta 50 años para vender todos los pisos de la zona", augura Royo.

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