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Una pareja gambiana suspende pagos

El matrimonio sobrevive en Cassà de la Selva con 400 euros al mes - Mahamadou y su esposa no pueden pagar una hipoteca y un crédito

Marc Rovira

Angustiosa situación la que les toca vivir a Mahamadou Jabbie, de 40 años, y a su mujer Marianna, dos inmigrantes de origen gambiano a los que el deseo de un porvenir mejor les llevó a Cataluña. Lejos queda ya la llegada al Maresme y a sus viveros de plantas necesitados de mano de obra barata, por allá en 2000, y también cada vez más difuso es el recuerdo del viaje hasta Girona para trabajar en una empresa corchera de Cassà de la Selva (Gironès).

Dos años y medio peleando con los troncos de encina precedieron a una larga temporada, unos cuatro años, de operario en una factoría textil de Riudellots de la Selva. Como muchos de sus paisanos, Mahamadou también trabajó un tiempo en la construcción. Todo ese currículo sólo pesa en su memoria porque, aunque sea lo último que se pierda, la esperanza de seguir incrementándolo se ha borrado de los ojos de este hombre que ve imposible encontrar un empleo.

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Al drama del paro crónico se le añade una retribución de apenas 400 euros al mes para mantener a su esposa y a sus tres hijos, que tienen cinco años, tres años y nueve meses. Ante esta situación, sólo ha encontrado una salida: declararse en suspensión de pagos. Y es que cuando las cosas le iban bien y cuando en el horizonte laboral no había la más mínima amenaza de paro, Mahamadou se animó a firmar una hipoteca para poder comprarse el piso en el que aún vive. Las cuotas del banco siguen acumulándose cada mes.

No es el único crédito que firmó Mahamadou, sino que también se entrampó en un préstamo para comprarse un coche y en otro para poder traer a su familia de Gambia. Era su ilusión, poder vivir todos juntos y prosperar.

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Pero el sueño se ha convertido en pesadilla y Mahamadou y Marianna están en pleno proceso de concurso de acreedores o, lo que es lo mismo, en suspensión de pagos.

El Colegio de Abogados de Girona les ha asignado un abogado de oficio para ayudarles a gestionar la situación. Desde que se reformó la normativa mercantil y se abrió la puerta a la suspensión de pagos para particulares, estas situaciones están dejando de ser excepcionales. Se trata de encontrar una solución judicial para el entente entre deudor y las entidades bancarias, pero para Mahamadou y familia no hay acuerdo posible. Los créditos se los comen y el subsidio de 400 euros no da para más. La ejecución de los bienes es la única salida.

Diari de Girona sacó su caso a la luz, pero ahora Mahamadou se siente asediado y no quiere ni abrir la boca si no es para hablar de un posible trabajo. Antes de optar por el silencio y el anonimato sí manifestó que su prioridad era que "su mujer y sus hijos pudieran volver a Gambia". Al precio que están los billetes de avión, no es cosa fácil. Él no se amilana y ya piensa en seguir buscando fortuna en algún país del norte de Europa.

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