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La prohibición del nudismo en Barcelona divide al PSC e ICV

El Partit dels Socialistes (PSC) quiere evitar la posibilidad de que alguien se cruce con un hombre desnudo por las calles de Barcelona. Tampoco le gusta la imagen, frecuente en verano, de los turistas que pasean sin camiseta por La Rambla o el paseo de Gràcia. La comisión de seguimiento de la Ordenanza de Civismo de Barcelona tratará hoy una propuesta de modificación del PSC para regular y sancionar el nudismo y seminudismo en la ciudad, una prohibición que hasta ahora habían reclamado Convergència i Unió (CiU) y el Partido Popular (PP). La propuesta fue rechazada ayer con contundencia por su socio en el gobierno municipal, Iniciativa per Catalunya (ICV). Es una nueva brecha en el bipartito barcelonés a solo cuatro meses de las elecciones municipales.

Ir desnudo o en bañador por la calle se multará con hasta 500 euros
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Barcelona prohíbe ir desnudo o en bañador por la calle

Ricard Gomà, líder local de ICV, protestó contra la iniciativa, que previsiblemente prosperará con el apoyo de CiU y el PP. "Es una falta de sentido común poner sobre la Guardia Urbana una carga laboral centrada en perseguir a la gente que va en bañador", lamentó Gomà, que calificó la medida de "innecesaria y hasta ridícula". Al PSC le reprochó su "populismo punitivo" y le acusó de "situarse en la dinámica y la lógica de la derecha" con su decisión. "Intentar regular con la prohibición y la sanción una conducta que es absolutamente ocasional y que no ha provocado ningún conflicto de convivencia en la ciudad implica establecer una línea divisoria y subjetiva basada en juicios totalmente discutibles sobre lo que es decente y lo que no lo es, y alimenta valores conservadores", se explayó Gomà. La propuesta del Consistorio prevé sanciones de entre 120 y 500 euros para quienes sean cazados desnudos o semidesnudos en la calle y se nieguen a vestirse.

En seis años, el PSC ha dado un giro de 180 grados en su política acerca el nudismo. En el verano de 2004, el Ayuntamiento subvencionó unos trípticos, elaborados por dos entidades nudistas, que subrayaban la permisividad municipal con el nudismo e invitaban a ir desnudo por la calle. El argumento esgrimido entonces por el Consistorio para negar la prohibición era que no se podía regular la indumentaria por ser una cuestión de identidad personal.

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