Retorno al pasado

¿Qué es más importante, el formato 3D o la historia que se está contando? Tiana y el sapo, sabia incursión de Disney en un túnel del tiempo con parada en las dos dimensiones, comandada desde la producción por John Lasseter, paradójicamente el hombre que inició desde Pixar el principio del fin del dibujo tradicional, alimenta de nuevo el debate.
La película, con una mitad inicial brillante, está dirigida por Ron Clements y John Musker, autores de La sirenita (1989), Aladdin (1992) y Hércules (1997), tres hitos de la última gran racha de éxitos de la casa madre, y sin embargo Tiana y el sapo parece un producto de la era dorada del tío Walt (Disney).
En el primer plano, un largo travelling que acerca la mirada hasta la casa donde mora la protagonista, se aprovecha para marcar el ambiente. La cadencia del movimiento, el encuadre y sus intenciones son exactamente iguales a los del plano inicial de La dama y el vagabundo, producida allá por el año 1955. Tras unos minutos que sirven de presentación de la niña Tiana (la primera protagonista negra de Disney), de sus intenciones, de su personalidad y de sus alrededores, una preciosa elipsis nos coloca ante la ya joven Tiana, dispuesta para el resto de la película. De nuevo, el salto en el tiempo no puede ser más semejante al trazado con Reina en La dama y el vagabundo. El exquisito gusto por el detalle, el sentido del humor, las canciones y, más allá de ellas, la sapiencia clásica de Disney para marcar a los personajes a través de un determinado instrumento o compás musical, hacen de la primera mitad de película una rotunda maravilla. Junto a ello, la también tradicional buena mano para el retrato de secundarios se demuestra en la desternillante amiga pija de la protagonista, y en el dibujo de corte entre tenebrista y surrealista del personaje del malvado (por cierto, magníficamente doblado por Javier Gurruchaga), heredero de los más sombríos momentos de Fantasía (1940).
TIANA Y EL SAPO
Dirección: Ron Clements y John Musker.
Dobladores: Elisa Langa, Eduardo del Hoyo, Javier Gurruchaga.
Género: animación. EE UU, 2009.
Duración: 97 minutos.
Sin embargo, convertida Tiana en rana, la historia cae en un reiterativo bache de alrededor de 20 minutos, ambientados en el río, del que sólo sale en la parte final. Una pena, porque una buena labor de recorte de sus 97 minutos habría redondeado un espléndido retorno al pasado.
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