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CiU retira a Ramoneda de la dirección del CCCB

El presidente de la Diputación de Barcelona, el convergente Salvador Esteve, comunicó oficialmente ayer al director del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), Josep Ramoneda, que no será renovado en su cargo cuando el 31 de diciembre próximo expire su contrato. Ramoneda lleva al frente de esta institución desde su origen en 1989, y la ha convertido en un centro de referencia internacional en lo que respecta a la creación y difusión de pensamiento, que trasciende el ámbito de lo puramente museístico.

La salida de Ramoneda tiene, obviamente, un trasfondo político que refleja el cambio radical que han sufrido las instituciones catalanas, tradicionalmente controladas por los socialistas y ahora en manos de CiU con el apoyo del PP. Son estas dos fuerzas políticas -donde la figura de Ramoneda es vista mayoritariamente con recelo- las que dirigen ahora la Diputación de Barcelona, que aporta el 80% del presupuesto del CCCB y a cuyo presidente le corresponde nombrar al director sin necesidad de convocar concurso alguno.

Es precisamente este anacronismo; el hecho de que el futuro de una institución del prestigio internacional del CCCB no dependa de un concurso de méritos, sino del viejo sistema autocrático que supone no tener que justificar a quien en él se coloca, lo que más sospechas levanta sobre el proyecto cultural de una Administración que, por lo visto hasta ahora, no acaba de tener muy claro lo que quiere hacer con los grandes equipamientois culturales de Barcelona.

De momento, y pese a que el nombramiento no debería demorarse mucho, se desconoce quién será el sucesor de Ramoneda al frente del CCCB. En las últimas semanas han surgido una serie de nombres de periodistas próximos a CiU o al PP -que también tiene voz, dado que controla la Secretaría de Cultura de la Dipu-tación- como el columnista de La Vanguardia Francesc-Marc Alvaro, el director de la edición catalana de El Mundo, Alex Salmon; o los escritores Valentí Puig y Luis Racionero.

La orientación futura del CCCB está, además, en función del modelo que finalmente se imponga en la articulación de las grandes instituciones culturales y museísticas de Barcelona sobre la que Ayuntamiento y Generalitat tienen opiniones distintas. La noticia de la no renovación de Ramoneda parece indicar que es el proyecto del Consistorio el que empieza a imponerse.

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