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Reportaje:Retos del pensamiento

Léase antes de gobernar

Filósofos, politólogos e historiadores escogen obras para el liderazgo ideal

Lejanos ya los tiempos en que Baltasar Gracián consagraba El político a mayor gloria de Fernando el Católico y Maquiavelo dedicaba El príncipe al Duque de Urbino, los políticos actuales no parecen tener quien les escriba, más allá, eso sí, de plúmbeos informes, dudosos discursos y puede que hasta autobiografías complacientes. No falta sin embargo quien acceda a recomendarles lecturas para el buen gobierno. Clásicos para comprobar que la política es tan vieja como la misma polis. Economistas laureados para pensar la crisis lejos de las consignas aprendidas. Historiadores con consejos para no repetir los mismos errores del pasado.

- Isabel Burdiel, Premio Nacional de Historia. "Le recomendaría a un hipotético líder, y a la ciudadanía, que leyesen un libro extraordinariamente útil para entender la historia reciente y el presente: Algo va mal, de Tony Judt. Tampoco vendría mal leer las columnas periodísticas de dos Premios Nobel de Economía, que tienen entre otras ventajas su claridad expositiva: Paul Krugman y Joseph Stiglitz. Se puede estar o no de acuerdo, pero sus argumentos sobre la crisis actual, su génesis y las medidas a tomar merecen ser sopesados".

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Ejemplos más allá de las leyes

- Darío Villanueva, secretario de la RAE. "Pienso en dos, aún a riesgo de que ya se hayan leído: Pensar Europa, de Edgar Morin, y Los cimientos de Europa, del que fuera mi maestro en la Universidad, Enrique Moreno Báez. Este es más raro: lo publicó Taurus en 1971 y lo reeditamos póstumamente en 1996, con algunos capítulos inéditos. Los dos libros se complementan. Bien está la Europa del euro y el mercado común, pero también la de la cultura, las ideas, las lenguas, la ciencia, el arte, las literaturas y las Universidades".

- Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea. "No es difícil recomendar libros a los políticos que no leen, que tienen a alguien que lee para ellos. Uno sería en inglés, para que el presidente fuera familiarizándose con un idioma que tendrá que utilizar. Fue compilado en 1997 por un conocido historiador, Mark Mazower, y se titula The policing of politics in the Twentieth Century. Es una buena guía para saber cómo políticos no tan lejanos tuvieron que abordar los conflictos, controlar las resistencias, convivir con dictaduras o democracias. Todo historia, pero muy actual. Quizás el segundo lo haya leído ya: La fiesta del chivo, de Vargas Llosa. Si no quiere volver a leerlo, uno más clásico, que nunca cansa: A sangre fría, de Truman Capote. Si ha leído los dos, pasaría el examen".

- Francisco Rico, miembro de la RAE. "Obviamente, Maquiavelo, pero Discursos sobre Livio mejor que El príncipe; Gracián, pero Oráculo manual mejor que El político; y Cervantes, pero mejor Pedro de Urdemalas que los consejos de don Quijote al gobernador Sancho Panza. Todos son espejos de conductas políticas".

- Victoria Camps, catedrática de Ética. "Algo va mal, de Tony Judt, un diagnóstico de la errónea forma de vivir de nuestro tiempo; y La société des égaux, de Pierre Rosanvallon, certera explicación de los factores que han engendrado las grandes desigualdades, y propuesta de una nueva filosofía de la igualdad. Si no sirve porque no hay traducción española, puede ser Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades, de Martha Nussbaum".

- Reyes Mate, investigador del CSIC. "Discurso de la servidumbre voluntaria, de De la Boëtie, publicado en 1576. El autor medita sobre el enigma de la política: ¿por qué los de abajo se empeñan en someterse a los poderosos como si en ello estuviera su salvación? Pueden incluso rebelarse contra unos y a la vez esclavizarse a otros. La política es noble porque no se aprovecha de esa querencia por el pan y se esfuerza en seguir el camino de la libertad. Y luego el diálogo platónico Protágoras, versión política del mito de Prometeo. Este enseña el arte del fuego a los humanos para defenderse de las fieras. Como estos usan las armas para matarse entre ellos, los dioses mandan a Hermes con los dones del "sentido moral y la justicia" a fin de que el hombre aprenda "el uso político del poder". Y el cuento de Dich Whittington, El traje nuevo del emperador, ya que el poder produce cargos con tendencia a la adulación que se afanan en tapar las miserias del superior con discursos tan impotentes como el traje del emperador. Mucho me temo que para el ciudadano adulto, como para el niño del cuento, el rey va desnudo".

- Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía moral y política de la UNED.

"¿Lecturas para un político español? En París más de una vez me he encontrado a Dominique de Villepin comprando libros. En España jamás he visto a un político en una librería. Será que no voy a las buenas. Un gobernante no tiene más obligaciones lectoras que cualquier persona con cierta formación, pero a veces no se llega ni a eso. Parece que la lectura es perjudicial para la salud, pero a todo político español le vendría bien leer Mater dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, de José Álvarez Junco, para entender las raíces del país. O Isabel II. Una biografía, a cargo de Isabel Burdiel. Por mi oficio, tal vez debería recomendar a algún filósofo, pero no sé si tengo ánimo para pedirle a un gobernante que se atreva con la Fenomenología del espíritu, de Hegel.

Retrato de Maquiavelo, autor de <i>El príncipe</i> y <i>Discursos sobre Livio, </i><b>de Santi di Tito.</b>
Retrato de Maquiavelo, autor de El príncipe y Discursos sobre Livio, de Santi di Tito.
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