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Reivindicación de Maria Girona

La nueva galería Tatiana Kourochkina reúne su obra y la de Ràfols-Casamada

Hacía años que no exhibían su obra al unísono. De hecho, el fulgor de la pintura de Albert Ràfols-Casamada, fallecido el pasado 17 de diciembre, ensombreció la de su esposa, Maria Girona, una artista siempre presente, pero situada en un inquietante segundo plano. La exposición que hoy inaugura la nueva galería Tatiana Kourochkina de Barcelona comenzó a gestarse cuando aún vivía Ràfols-Casamada, pero su prematura muerte la ha acabado convirtiendo en un homenaje póstumo. "Y también una reivindicación de la figura de Maria Girona como exponente de una relectura no académica del noucentisme", afirma Victòria Combalía, comisaria de esta exposición que reúne unas 40 obras y que, efectivamente, por su cuidada selección descubre facetas en la pintura de Girona que parecían haber quedado ocultas.

Ella reconoce que "hace tiempo" que espera que se valore su trabajo y lamenta también que el proyecto de crear una fundación en Capellades esté en punto muerto. "La verdad es que me gustaría que me devolvieran las obras que donamos porque está todo parado", explicaba ayer. En 2001 se "inauguró" la fundación Ràfols-Casamada-Maria Girona con una conferencia del filósofo Arthur C. Danto. Fue un acto simbólico que debía tener continuidad con la instalación en un viejo caserón señorial de Capellades, donde Ràfols pasó largas temporadas de joven, de una entidad que debía ser centro de difusión del arte contemporáneo y atesorar el archivo y la biblioteca personal de la pareja, que donó también numerosas obras. En el Ayuntamiento de Capellades indican que mantienen su interés y confían en que algún día podrá realizarse. "El problema es que, aunque lo intentamos, no hemos conseguido todavía las ayudas para restaurar la casa", comentó ayer el concejal de Cultura, Francesc Sabater. "El proyecto está hecho, pero las obras son costosas y el Ayuntamiento solo no puede asumirlas ahora".

Pero mientras el legado está a la espera, la inauguración de esta noche se ha planteado como un homenaje conjunto a una pareja que, afirma Combalía, "era como un imán que atraía el talento" y compartía la responsabilidad en el activismo cultural que ejercieron tanto desde la escuela Eina como a través de otros proyectos paralelos. Ràfols-Casamada y Girona se conocieron en 1945, cuando ambos estudiaban pintura en la academia Tàrrega. La suya ha sido, pues, una larga trayectoria en común que queda reflejada en el catálogo con un amplio apartado fotográfico que es a la vez testimonio de toda una época.

La galerista Tatiana Kourochkina señalaba ayer que ha querido inaugurar su sala con esta exposición para vincularse así a la ciudad. Nacida en Rusia, Kourochkina lleva casi una década en Barcelona dedicada al arte como marchante y, afirma, "la crisis no es excusa para intentar dar el paso de tener una sala propia y a pie de calle". Situada en el Passatge de Domingo del Eixample, en lo que antes fue Iglesia de la Cienciología, la galería participará en la nueva feria de arte Just, que coincidirá la próxima semana con Arco en Madrid. Al finalizar esta exposición, el 31 de marzo, la programación continuará con una de fotografías de Miquel Trillo y Zush sobre las tribus urbanas de los Emiratos Árabes, y una individual del artista ruso Pushnitsky Vitaly.

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