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Soñando con las estrellas

Los novísimos actores prefieren una sólida formación al mantenimiento del músculo

Amelia Castilla

Todos van a clases de francés o inglés. Algunos viven con su pareja, pero otros ni siquiera han abandonado la casa de sus padres. Han acabado los estudios de arte dramático y se apuntan a todos los cursos de interpretación. No pasan de los 25 años, están empezando en el cine y sus caras ya son populares. El que menos ha conseguido algún tercer o cuarto crédito en alguna película, y todos aspiran a ser protagonistas. Son la nueva cantera de estrellas del cine español. Algunos nombres: Javier Bardem, Ariadna Gil, Jordi Molla, Penélope Cruz, Nicki Negrete.

Ariadna Gil comprendió lo duro que podía resultar trabajar en el cine la tarde que Emilio Martínez-Lázaro le comunicó que tenía que cortarse el pelo a lo chico. Su melena de toda la vida caía por necesidades del guión. Acababa de cumplir 21 años y había aterrizado en Madrid para probar fortuna en un casting. Venía de Barcelona, la ciudad donde vive, y estaba recién salida del Instituto de Teatro. "Sabía que estaba cruzando una frontera profesional. Me sentí como si tuviera que escalar una montaña muy grande que yo deseaba subir, pero tenía un poco de miedo", dice.Tras encabezar la cartelera de Amo tu cama rica, rodó con Fernando Trueba La belle époque, y tiene en proyecto participar en una coproducción que se va a rodar en Venezuela. Los críticos dicen de ella que compagina una presencia apabullante con el saber hacer en el oficio. Ariadna, que admira a actores tan diferentes como Matt Dillon o Jeane Moureau, tuvo claro desde niña lo que quería hacer de mayor.

No es el caso de Carmen Pardo, estudiante de interpretación con una película en su currículo como protagonista. Hace dos años, cuando se rodó Ander eta Yul, Carmen creía que lo suyo era el periodismo. Con el tiempo el cine ganó la partida, por eso se presentó a las pruebas de selección de caras nuevas de la agencia Kuranda. Llegó con los nervios a flor de piel y pidió ir al baño nada más entrar. El pipí reparador no consiguió tranquilizar sus pies. El texto elegido era una escena de Sexo, mentiras y cintas de vídeo: "El sexo está sobrevalorado. A las mujeres les interesa, pero no por el mismo motivo que les interesa a los hombres".

Pruebas

Nicki Negrete, estudiante de arte dramático encargado de hacerle la réplica, acariciaba el lóbulo de su oreja al tiempo que contestaba: "Los hombres aprenden a amar porque se sienten atraídos, mientras que las mujeres sienten cada vez más atracción por la persona que aman".Sentencias lapidarias repetidas por unos 200 principiantes. Katrina Bayonas, representan te de actores, considera estas pruebas como "fundamentales para descubrir nuevos valores y elevar el nivel de actuación". A juicio de Bayonas, el cine español se deteriora por momentos, y "es más fácil ser actor que secretaria".

Actores, ya en el camino del estrellato, como Jordi Molla o Penélope Cruz fueron seleccionados hace tres años en la misma prueba. La agencia se queda con un 15% de los honorarios de los actores a los que representan. Jordi Molla acaba de cumplir los 24 y es un chico flaco, de ojos azules casi transparentes. Habla tres idiomas, se licenció en el Instituto de Teatro y es un buen bailarín de salón. Jordi vive en Barcelona, pero lleva un mes en Madrid ultimando nuevos contratos profesionales. Este joven actor asegura ser tenaz hasta el extremo de perseguir a un director hasta el fin del mundo por conseguir un papel. La última víctima de semejante pasión interpretativa fue el director teatral Maurizio Scaparro. Jordi andaba entonces enfebrecido por interpretar a Dalí.

La obra no se representó, pero Jordi ensaya continuamente nuevos papeles. Si entra en una cafetería, interpreta todo un abanico de camareros posibles: el que le habla al cuello de su camisa; el que recita de memoria el menú o el galáctico, capaz de dar todo tipo de quiebros antes de llegar a la mesa cargado con la bandeja. Ya en la calle prefiere parodiar a los personajes que aparecen en el guión que está escribiendo con el también actor Javier Bardem y en el que se mezcla "pornografía, realismo absoluto de vivir cada día, ciencia ficción y violencia". Su homóloga en el concurso de caras nuevas, Penélope Cruz, tenía 14 años cuando rodó con Mecano el vídeo La fuerza del destino. Aquello hizo que su popularidad subiera como la espuma y que en la localidad madrileña donde vive empezaran a llamarla La lolita de San Sebastián de los Reyes. Por aquella época, Penélope dejó el ballet clásico y Bigas Luna la buscó para Las edades de Lulú, un guión que su madre encontró demasiado fuerte. "Tengo que andar con cien ojos", asegura Encarna, la madre de la actriz. "Penélope tiene 18 años, y el mundo del cine puede resultar peligroso para una jovencita que empieza a ganar dinero con facilidad".

Javier Bardem, con el que Penélope compartió cartelera en Jamón, jamón, debutó en el cine aun mas joven. Tenía 4 anos y fue por casualidad. Acompañaba a su madre, la actriz Pilar Bardem, a una prueba y contrataron al niño. El pícaro, con Fernando Fernán-Gómez, fue su primer trabajo como actor. Luego lo llamó Pedro Masó, hizo de todo en el magazine televisivo de Pepe Navarro, colaboró con Bigas Luna, y Pedro Almodóvar le dio un pequeño papel en Tacones lejanos.

El juego nocturno

Al principio compatibilizaba el rugby con las películas, pero tuvo que dejarlo por imposible. "Los ingleses dicen que es un deporte de bestias practicado por caballeros, pero lo más normal es que llegues al rodaje con un ojo morado o con un brazo roto". Practica el lenguaje del cuerpo, pero lo hace compatible con la ternura y el juego nocturno. Tras convertirse en el auténtico chico jamón del cine español, repetirá película con Bigas Luna, un director con el que se entiende a la perfección: "Es muy directo dirigiendo. Te dice '¿ves esa teta?, pues te la comes'. Y, claro, tú vas y te la comes", explica.El realizador vasco Julio Medem, autor de Vacas y uno de los directores que más trabajan con actores novísimos asegura que se siente a gusto porque "me dan la intimidad y la credibilidad que necesito". Medem los selecciona en castings. "Vienen muy nerviosos, saben que se juegan el papel en la película. Para rebajar tensiones empezamos por una entrevista y luego hacemos la prueba".

Ariadna, Penelope, Jordi o Javier pertenecen ya a la categoría de los elegidos para la gloria. Como Pere Ponce o Nacho Novo. Un crítico de cine califica esta generación de nuevos actores como totalmente viva. "Tienen mucho que ver con la vieja escuela del cine español y con actores como Pepe Isbert. Ellos actúan, no imitan lo que sucede a su alrededor".

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