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Reportaje:

'Spiderman' se enreda con la crítica

Tras meses de retrasos y accidentes, el musical sobre el superhéroe se estrella en su estreno - El espectáculo es el montaje de Broadway más caro de la historia

Spiderman ha vuelto a sucumbir ante un enemigo a prueba de superhéroes: la crítica. El sufrido montaje del musical más caro (42,66 millones de euros), comentado y vapuleado de la historia de Broadway ha conseguido por fin a arrancar oficialmente en Nueva York. El pasado martes levantó el telón y pudo colgar el ansiado cartel de "Estreno". Teniendo en cuenta que el montaje se estrelló estrepitosamente el pasado invierno en su propia estela de accidentes, efectos especiales fallidos, mediocridad musical y aburrimiento argumental, el que haya visto la luz ya podría calificarse de un triunfo. Su puesta de largo se ha pospuesto seis veces. Pero obviamente, eso para la crítica no basta.

"Sigue siendo un monstruo hinchado con mala música", clamó un experto
Para orgullo de sus productores, entre ellos Bono, la obra llena a pesar de todo
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Y el lavado de cara que se le ha dado a este controvertido musical tras 183 funciones en calidad de preestrenos y tres semanas de parón para recomponer la obra, no ha convencido a nadie.

Su directora, Julie Taymor, antaño admirada por su fulgurante éxito al frente del musical El rey león, fue apartada de la producción en marzo ante la lluvia de críticas que tuvo el montaje tras uno de sus no estrenos en febrero (los críticos se saltaron entonces el embargo que obliga a no hablar de una obra hasta que se presente oficialmente). En aquella ocasión las palabras contra ella y contra Bono y The Edge, flamantes productores y compositores de la parte musical, no fueron precisamente amables. Más bien al contrario, la opinión general es que el montaje era un absoluto fraude, quizá uno de los peores musicales que se habían visto en Broadway, como llegó a proclamar The New York Times. Hasta el propio Bono reconocía hace unos días en una entrevista que aquellas críticas devastadoras tenían "cierto sentido". Un acto de humildad poco común en él, pero inteligentemente orquestado dentro de la campaña de marketing que le ha paseado esta semana por las televisiones estadounidenses para promocionar el nuevo Spiderman.

Bono y los otros inversores decidieron en marzo dejar caer a Taymor, que acudió al estreno, de las redes del hombre araña. Nada funcionó: ni haberle arrebatado la dirección de la obra para entregársela a Philip W. McKinley, quien dirigió a Hugh Jackman en el celebrado musical The boy from Oz, ni haber aligerado una trama que en su momento fue calificada de farragosa e incomprensible. Spiderman turn off the dark ni siquiera ha conseguido arañar un triste aprobado y pasará a la historia de la calle 42 como un suspenso en letras mayúsculas.

Poco importa que al estreno asistieran desde Bill Clinton a Matt Damon, Steve Martin o Jay Z. Las hemerotecas solo dejarán constancia de otras cosas: "Spiderman sigue siendo un monstruo hinchado con mala música", clamaba la agencia Reuters. "Cuando un montaje está tan mal planteado como Spiderman, solo se pueden esperar mejoras cosméticas, pero no milagros. Y eso es lo que el nuevo equipo ha conseguido", decía The Hollywood Reporter, que se adelantó un día a la publicación acordada con los productores, provocándoles un sonoro enfado.

El crítico de The New York Times Ben Brantley, quien fue implacable la primera vez, volvió a ensañarse con la obra con mordacidad: "Este cómic que se canta ya no es ese follón incomprensible e inadecuado que vimos en febrero. Simplemente es un aburrimiento". Entre otras cosas, Brantley se preguntaba si el paso de ser una obra "tremendamente mala a ser una obra mediocre" podía considerarse un avance, pero la respuesta, tras leer toda su diatriba, es clara: no.

Pese a todo, Spiderman sigue llenando a diario, para orgullo de sus productores, que, sin embargo, omiten que venden entradas al 60% de descuento, y a esos precios les costará años recuperar su inversión. Si es que consiguen mantenerse en cartel...

Toda una maldición

- 28 de noviembre de 2010. Primera representación de las funciones previas. El espectáculo, que empezó con 25 minutos de retraso, se detuvo hasta en cinco ocasiones por problemas técnicos.

- 20 de diciembre de 2010. Uno de los acróbatas cae desde nueve metros de altura. Se rompe varias costillas. Es el tercer actor herido, tras romperse un bailarín las muñecas y sufrir una actriz una contusión en la cabeza.

- Marzo de 2010. Ante el retraso, los productores cambian de director y encargan retoques en el libreto y la música.

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