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Reportaje:

La ATP encubrió el dopaje de Agassi

El ex 'número uno' admite que dio positivo y que el regidor del tenis masculino lo ocultó

Andre Agassi consumió en 1997 metanfetamina, una droga recreacional que puede aumentar la agresividad, dio positivo en un control antidopaje y convenció a la ATP, el organismo que rige el tenis masculino, de que dejara correr el asunto sin sancionarle. Ése es el gancho con el que el ex número uno, ganador de ocho grandes, quiso publicitar ayer su biografía Open. La maniobra de mercadotecnia, sin embargo, arroja luz sobre varios aspectos inquietantes de su carrera y su deporte: Agassi perdió aquel año su puesto entre los 100 mejores del mundo, llegó a ser el 141, no jugó más de 40 partidos, bajó al nivel de torneos challengers y volvió más fuerte que nunca para ganar cinco de sus ocho torneos del Grand Slam. Entonces se convirtió en un ejemplo de longevidad competitiva para todos los tenistas veteranos, en defensor de las causas publicitarias y en gurú de las nuevas generaciones de tenistas patrocinados por la marca Adidas, el prometedor Grigor Dimitrov o Fernando Verdasco entre ellos. Nadie cuestionó públicamente su radical metamorfosis, por mucho que el estupor cundiera en el vestuario. Ha tenido que ser el propio tenista estadounidense quien revele que la ATP decidió echar tierra sobre el asunto. Contactada ayer por este diario, la organización no emitió reacción alguna a las palabras del jugador.

"Fue como una ola sísmica. Nunca me sentí tan vivo", cuenta en su autobiografía
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En 1997, Agassi se debate entre casarse o no con la actriz Brooke Shields, tiene una lesión en la muñeca y su carrera no tiene futuro. Llega entonces Slim, el nombre con el que el tenista estadounidense, hoy de 39 años, se refiere a su asistente. "Slim también está estresado. Dice: '¿Quieres colocarte conmigo? [...] El Cristal [nombre con el que se conoce a la metanfetamina] te hace sentirte como Superman, tío'. Como si las palabras salieran de otra boca, escucho estas palabras: 'A la mierda. Coloquémonos'. Slim pone una pequeña cantidad de polvo en la mesa del café. La corta y la esnifa. Vuelve a cortarla. Esnifo un poco. Me echo en el sofá y considero el Rubicón que acabo de cruzar", dice Agassi en su libro, según adelantó ayer The Times. "Hay un momento de arrepentimiento, seguido por una vasta tristeza. Luego viene una ola sísmica de euforia que barre los pensamientos negativos de mi cabeza. Nunca me sentí tan vivo, tan esperanzado... nunca sentí tanta energía".

Agassi se ha dopado. Ha tomado una sustancia prohibida. Suena el teléfono mientras está en el neoyorquino aeropuerto de La Guardia: un doctor de la ATP le avisa de que ha dado positivo en un control antidopaje por una sustancia de tipo II -drogas recreacionales, como la marihuana-, lo que acarrea dos meses de suspensión. "Y días después", recuerda el ex tenista; "me siento con un cuaderno sobre mis rodillas y escribo una carta a la ATP, mentiras mezcladas con trozos de verdad".

Es su justificación, el último intento por evitar la sanción. El tenista dice que ya ha despedido a Slim. Que ha sido un terrible caso de mala fortuna, porque su ya ex empleado solía consumir bebidas mezcladas con la droga, que él tomó "accidentalmente" y "sin tener intención de hacerlo". Antes de firmar, como es costumbre en el protocolo anglosajón, Agassi, el icono del tenis, el ancla que engancha a los jóvenes a su deporte, el jugador irreverente, cool, guay, escribe: "Sinceramente". Y el caso, cómo sería de convincente la carta, se archiva.

No existía entonces la Agencia Mundial Antidopaje, fundada en 1999. La Federación Internacional de Tenis (ITF) tampoco se encargaba de los controles antidopaje en el tenis masculino, como hace desde 2006. Eso, sin embargo, no evitó ayer su indignación. "Estamos sorprendidos y decepcionados por las palabras de Agassi. Sus afirmaciones confirman que es necesario un programa antidopaje duro".

Andre Agassi, durante una rueda de prensa en el Abierto de Estados Unidos de 1997, año en el que se dopó.
Andre Agassi, durante una rueda de prensa en el Abierto de Estados Unidos de 1997, año en el que se dopó.REUTRES

La respuesta de la ATP

"La política de la ATP (Asociación de Tenis Profesional) ha sido siempre no hacer comentarios sobre los resultados de los test anti-dopaje a menos y hasta que se haya producido una violación del procedimiento. Sobre el programa anti dopaje del tenis rige, y ha regido siempre, un grupo independiente que decide si se ha producido o no un caso de dopaje. La ATP siempre ha seguido esta regla y ningún ejecutivo de la ATP ha tenido la autoridad o capacidad para decidir el resultado de asuntos relacionados con el dopaje".

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