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Reportaje:Internacional

Benítez 'subasta' a Riera

El técnico del Liverpool no acepta las críticas del futbolista y quiere "hacer negocio" con él

Jordi Quixano

Con Rafa Benítez no se juega. Ahora ya lo sabe el extremo Albert Riera (Manacor, 1982), lenguaraz y crítico con la gestión del entrenador del Liverpool hace poco más de una semana. Lejos queda esa estampa de hace dos años, cuando ambos sostenían una bufanda de los reds con una sonrisa de oreja a oreja al tiempo que se tiraban flores y parabienes. La relación está rota y no hay marcha atrás. Riera está desterrado del Liverpool y el Spartak de Moscú es su destino más probable. "Estamos trabajando con varias alternativas e intentaremos hacer negocio si podemos", aclaró ayer Benítez.

Riera nunca fue un elogio de regularidad. Así lo constató en el Mallorca, en el que se destapó como efervescente y determinante; en el Girondins de Burdeos, en el que se desbravó de forma absoluta, y en el Espanyol, ejemplo de sus altibajos. Como blanquiazul, se topó de inicio con la afición, que le abucheó hasta el punto de que a Miguel Ángel Lotina no le quedó otra que cederlo al Manchester City. El testigo de Lotina en el banquillo lo recogió Ernesto Valverde, que se reunió con el jugador en la pretemporada de hace tres años, en una charla directa y franca. "Si eres constante, serás titular", le aclaró. Riera se aplicó y carburó a las mil maravillas, espectacular en la Copa de la UEFA y capital en la Liga. Con una profundidad estupenda, centros precisos, disparos certeros y regates resultones, llamó la atención de Luis Aragonés, entonces seleccionador español, que lo convocó en varias ocasiones. Pero el zurdo, sin muchos amigos en el vestuario del Espanyol porque le tildaron de egoísta, se marchó al Liverpool. Creció el curso pasado y el batacazo se lo ha dado ahora, condicionado por su irregularidad.

"Debe de tener algo personal contra mí. No me habla", dijo el jugador mallorquín
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Hace una semana y media, Riera explotó. No se mordió la lengua, molesto con Benítez porque no le hacía jugar. "Debe de tener algo personal contra mí", se desató en Radio Marca; "no le tengo ni odio ni rabia, pero la situación es insostenible. No se dirige ni a mí ni a muchos compañeros". Y remató la faena, consciente de que el equipo estaba eliminado de la Champions y de la Copa inglesa, descabalgado de la Premier y apurado en la Liga Europa: "El Liverpool es un barco que se hunde".

Benítez tardó media hora en escuchar las declaraciones y poco más en citarle en su despacho. "Tómate dos días de descanso y piensa", le sugirió el entrenador, que extendió el castigo a cinco días y no le convocó para el duelo europeo contra el Lille ni para el trascendental encuentro con el Manchester United.

Así, Riera no se calza las botas desde el 31 de enero y en esta temporada sólo ha disputado 650 minutos en la Premier -dos partidos enteros- y un encuentro de la Champions, saldados sin gol alguno. Muy lejos de los números del año anterior, cuando participó en 28 partidos y contabilizó 1.900 minutos y tres dianas. De titular indiscutible a recambio ocasional, con todo un grupo de futbolistas -Kuyt, Fabio Aurelio, Benayoun o Babel- por delante de él.

Las ácidas declaraciones de Riera, en cualquier caso, tenían un trasfondo evidente. El jugador, desilusionado hace dos años al quedar apartado de la Eurocopa en beneficio de Sergio García, tenía el Mundial subrayado en rojo en su calendario, ilusionado porque Vicente del Bosque le ha dado varias oportunidades. Su inclusión en la lista definitiva, sin embargo, parece complicada. Y más si se tiene en cuenta la advertencia que le hizo recientemente Fernando Hierro, director deportivo del equipo nacional, cuando le explicó que acudirán quienes cuentan con minutos en sus equipos. Así que Riera enfoca hacia Rusia, que cierra el mercado el 8 de abril. "Las negociaciones con el Spartak están bastante avanzadas. No hay más ofertas", confirma Ángel Castells, agente del futbolista, que desmiente el interés del CSKA -anunció en su web que "por sorpresa estamos interesados en Riera"- o del Zenit de San Petersburgo. Aunque el Liverpool quiere venderle por algo más de seis millones, Riera ya ha advertido al club que sólo aceptará una cesión ante la incertidumbre de lo que se encontrará en Rusia, el tono competitivo de la Liga y las adversidades climatológicas. Pero lo que sí tiene claro es que Benítez y el Liverpool ya no le quieren.

Riera observa las indicaciones de Rafa Benítez durante un entrenamiento.
Riera observa las indicaciones de Rafa Benítez durante un entrenamiento.REUTERS

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