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Reportaje:SUDÁFRICA 2010 | Octavos de final: Argentina-México

Bochorno en pantalla gigante

Después de consultar con el asistente, el árbitro dio por válido el gol ilegal porque la FIFA impide corregir una decisión tras ver las imágenes

Diego Torres

El juez asistente Stefano Ayroldi nunca olvidará la noche fría en que Guardado le pidió a gritos que mirase la pantalla gigante. Su primera reacción fue un gesto imperioso. Pero entonces llegaron Salcido, Márquez y Torrado al frente de una manifestación improvisada. Todos estaban desesperados. Y todos le señalaban la pantalla que se ubica en el anillo intermedio del fondo norte del estadio Soccer City.

El linier debió sobrecogerse ante aquellos rostros de mexicanos desencajados porque giró el mentón hacia la derecha y se quedó pálido. Al levantar la vista, descubrió que aquella pantalla gigante repetía sin freno su error ante la multitud. Constató que el Argentina-México de octavos de final ya no volvería a ser el mismo partido y, lo que es peor, que ante los ojos del mundo él había fallado.

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Ayroldi acababa de señalar el círculo central validando el gol de Tévez, pero las imágenes denunciaban que el tanto era ilegal. En las repeticiones aparecía el argentino cabeceando en clamoroso fuera de juego. Pero, como en el fútbol conviven unas reglas contra otras y la antigüedad se mezcla con la tecnología sin previsión ni concierto reglamentario, el árbitro del partido, el italiano Roberto Rosetti, se vio forzado a protagonizar una farsa.

Acudió a la montonera para encontrarse a su triste colega confesándole que se había equivocado, pero, como la revisión de estas decisiones utilizando las imágenes es improcedente según las normas de la FIFA, Rosetti se vio obligado a dar el gol. Ante la evidencia de la prueba, sancionó un hecho ilícito seguramente a sabiendas de que estaba cometiendo una injusticia. Una medida mecánica que desvirtuó el espectáculo el mismo día que en el partido anterior de octavos otro equipo arbitral había dejado sin conceder un gol legal a Lampard.

Cuando Rosetti caminó hacia el círculo central para ratificar el gol, rodeado de mexicanos, su expresión reflejaba algo parecido a la pesadumbre. México, que hasta entonces había jugado mejor, perdía por 1-0 porque, de lo contrario, se sentaría un precedente demasiado problemático. Nunca antes se ha modificado una decisión arbitral porque las pantallas gigantes de los estadios indiquen un error.

Durante el Mundial de Corea del Sur y Japón, en 2002, la repetición de las imágenes en las pantallas de los estadios desencadenó la vieja controversia por colisión de arbitraje y tecnología. La FIFA estudió el caso y resolvió prohibir las repeticiones en Alemania 2006. En la Liga española están igualmente vetadas. Sin embargo, en Sudáfrica, por razones que no han quedado suficientemente aclaradas, las imágenes han vuelto a los estadios. Las consecuencias se concretaron ayer en un partido que México acabó perdiendo entre otras razones porque para sus jugadores resultó demasiado desmoralizador asistir en directo a la estafa de la que habían sido víctimas.

El asistente Ayroldi, nacido en Bari en 1967, no llegó al Mundial de Sudáfrica limpio de polémicas. En abril de este año litigó con José Mourinho durante el partido Fiorentina-Inter. El entonces entrenador del Inter le recriminó que celebrara el tropiezo de su equipo con un grito equívoco: "¡Vamos, vamos!". Mourinho le acusó de ser hincha del Milan. La federación italiana intervino para explicar que aquellas palabras tuvieron por objeto celebrar un buen arbitraje.

El árbitro Rosetti, junto al linier Ayroldi, da por válido el gol  ilegal de Tévez ante las protestas mexicanas.
El árbitro Rosetti, junto al linier Ayroldi, da por válido el gol ilegal de Tévez ante las protestas mexicanas.efe

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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