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El Teka no tuvo opción alguna frente a los croatas del Zagreb

"¡No pasa nada!". Con este grito, coreado durante varios minutos, los aficionados cántabros despidieron al Teka tras perder la primera Copa de Europa que disputaban en sus 15 años de historia. "Era una cuestión de Estado", aseguraban los jugadores croatas, una vez consumado su éxito en la máxima competición continental del balonmano.Mientras paseaban la bandera tricolor de su país por el parqué del pabellón de La Albericia, los pupilos del campeón mundial y medallista olímpico de oro como seleccionador yugoslavo en Los Ángeles 84, Zdravko Zovko, recogían el reconocimiento general a su extrema calidad. Nadie puso en tela de juicio los merecimientos del Zagreb. El equipo croata hizo valer la superioridad técnica de su bloque y la eficacia absoluta de su ataque ante un rival desconocido.

En 17 oportunidades el guardameta Pusnik o su suplente, Vujovic, detuvieron lanzamientos santanderinos desde los seis metros, en cinco atajaron los penaltis del Teka y en dos el balón se fue a la madera. Tantas oportunidades desperdiciadas no justificaron siquiera el bajón del juego colectivo que tuvo el conjunto dirigido por Emilio Alonso.

Desde los primeros instantes, el Zagreb tuvo controlado el encuentro. Salvo en los cinco minutos iniciales, Puc y sus compañeros siempre llevaron el mando. El Teka se vio excesivamente cargado por la responsabilidad de ganar la Copa cumpliendo los pronósticos que le daban por favorito después de haber perdido en el partido de ida por tan sólo dos goles.

Sin embargo, los cántabros accionaron muy estáticos y lentos. En momento alguno pudieron con la defensa 3-2-1 y se vieron obligados a modificar su trabajo en la retaguardia. Después de empezar con una defensa 6-0 pasaron a la 5-1 mixta merced al marcaje de Chechu Fernández a Puc. Pero, cuando parecía observarse cierta mejoría, se falló en la portería, en donde entraba todo y ni Rony Herrera ni Olsson eran capaces de dar la más mínima solidez. Para colmo, el conjunto local cayó bien pronto en el pecado del individualismo ante un contrario rico en recursos técnicos y tácticos y con aciertos plenos en la ofensiva

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