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Kenia gana la primera batalla

Edna Kiplagat, imperial, impone su lógica en el maratón

El Mundial de Daegu es una guerra con diferentes frentes. Si en el de la velocidad la lucha por la supremacía la pelearán entre Estados Unidos y las islas del Caribe lideradas por la Jamaica de Bolt, en el del fondo, los contendientes son dos vecinos africanos, Kenia y Etiopía, los de las altas planicies del valle del Rift, quienes han librado esta madrugada su primera batalla en el maratón femenino. Ha ganado Kenia por goleada. Lideradas por la imperial, y gran favorita, Edna Kiplagat (2h 28m 43s), tres kenianas ocuparon las tres plazas del podio, lo que constituye un copo sin precedentes en la historia de Mundiales de maratón -lo más cerca: el 1-2 de Antón y Fiz en Atenas 97-. Fue un día histórico para Kenia: terminó con seis medallas tras otro triplete en los 10.000 metros.

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Kiplagat, de 31 años y oficialmente cabo de la policía keniana, ha dirigido un trabajo de equipo perfecto, una demolición programada y precisa. Después de dejar dormir la carrera -por el medio maratón, lentísimo, 1h 16m 46s, pasó en cabeza un gran pelotón con 31 de las 45 participantes: entre ellas no estaba la única española participante, Alessandra Aguilar, que se retiró pasado el kilómetro 20-, en el kilómetro 30 un trío keniano -Kiplagat, Priscah Jeptoo y Sharon Cherop- entró en acción.

A su tirón se unieron rápidamente tres sombras etíopes, las de Kebede, Bekele y Mergia, que se disolvieron casi tan rápido como habían arrancado. De las tres solo resistió el ritmo impuesto por Jeptoo a cuenta de Kiplagat la brava Kebede, pero nada más pasar la marca del kilómetro 35, y aprovechando la lentitud de la etíope a la hora de coger agua en el avituallamiento, Kiplagat, que llegaba con la mejor marca de las participantes y con la victoria en el último maratón de Nueva York como aval añadido, dio el tirón clave que dejó solo a las kenianas en cabeza.

Ya nada pudo impedir su victoria, ni siquiera la zancadilla involuntaria que le puso su compañera Cherop en el siguiente puesto de avituallamiento. Kiplagat se fue al suelo, pero temerosa y acongojada, la propia Cherop, se paró para ayudarla a levantarse. Era solo el quinto maratón en la vida de Kiplagat, casada con Gilbert Cheruiyot, otro maratoniano que además la entrena y con quien pasa medio año en las montañas de Colorado, en Boulder, y otro medio año en Kenia. Y es solo la segunda keniana que conquista la prueba de los 42,195 kilómetros en un Mundial, después de Catherine Ndereba, doble campeona en 2003 y 2007.

Las kenianas Caroline Rotich, Irene Jerotich Kosgei, Priscah Jeptoo, Edna Ngeringwony Kiplagat y Sharon Jemutai Cherop posan con las medallas que han conseguido en Daegu
Las kenianas Caroline Rotich, Irene Jerotich Kosgei, Priscah Jeptoo, Edna Ngeringwony Kiplagat y Sharon Jemutai Cherop posan con las medallas que han conseguido en DaeguCHRIS McGRATH (GETTY)
OLIVIER MORIN (AFP)

López, Reina y Marco, a semifinales de 800; Bychkov se mete en la final de pértiga

Los tres ochocentistas españoles son sevillanos. Dos jovencitos, todo futuro, y un veterano que logró la clasificación para los Mundiales en el último momento y gracias a que sus dos colegas tiraron de él para lograr la mínima. En su estreno sobre la pista azul de Daegu, Kevin López, Luis Alberto Marco y Antonio Reina han logrado el primer objetivo, clasificarse para las semifinales.

El más rápido fue Marco, precisamente el único que no clasificó directamente, pues acabó cuarto en su serie (pasaban los tres primeros). Pero esta fue tan rápida, lanzada por el sudanés Kaki, uno de los aspirantes al título con permiso del gran Rudisha, que lo hizo por tiempos (1m 46,66s). Kevin López fue tercero en su carrera (1m 46,79s), dejándose llevar al final, y Reina, apretando según llegaba a meta, también (1m46,66s).

En salto de pértiga ha brillado Igor Bychkov. El atleta español de origen ucraniano se ha metido en la final con un salto de de 5,50 metros. Bychkov se puede convertir el lunes en el primer español en disputar la final de unos Mundiales. Curiosamente nunca ningún español que se ha clasificado para la final de unos Mundiales de pértiga ha logrado disputarla. En Helsinki 83 se canceló la final- en la que participaba Alberto Ruiz- por fuertes vientos y lluvias y las medallas se repartieron en la ronda de clasificación, en Stuttgart 93 Daniel Martín se lesionó y en Sevilla 99 Montxu Miranda tampoco pudo luchar por las medallas también por problemas físicos. Hoy, la gran sorpresa ha sido la eliminación del gran favorito, Steve Hooker. El australiano, que arrastra molestias de rodilla durante los últimos meses, falló sus tres intentos sobre 5,50 metros, cuarenta centímetros menos respecto a la marca que le dio el oro hace dos años en Berlín. Tampoco ha tenido buen día la atleta Diana Martín que ha caído en 3000 metros obstáculos (10m,4s59).

El estómago derrotó a Alessandra Aguilar

El año pasado quedó séptima en el Europeo y este había logrado en el maratón de Rotterdam una marca (2h 27m) que le dejaba a 9s del récord nacional de Ana Isabel Alonso, un gran salto de calidad. A los 33 años, en plena madurez atlética, la lucense Alessandra Aguilar estaba para comerse el mundo. Y a por el mundo salió de madrugada a correr por las grandes avenidas de la triste Daegu. "Y las condiciones de Daegu, pese a la humedad, eran mejores para ella que las de Barcelona, pues no hacía tanto calor", dice su entrenador, Antonio Serrano. "Y sin saber por qué, porque ella había hecho el mismo ritual que en todos los maratones, a partir del kilómetro siete, empezó a tener problemas de estómago. Tuvo que pararse varias veces a evacuar, perdiendo tiempo y también fuerzas a la vez". Así aguantó Aguilar hasta el kilómetro 24, en que vio a su entrenador en la acera y decidió retirarse, pues le flaqueaban ya las fuerzas y solo le esperaban sufrimiento y visitas al baño. "Muscularmente iba muy bien, y por eso lloró mucho de impotencia, pues sabía que había trabajado mucho para este maratón", dice Serrano, varias horas después de la carrera. "Y antes de llegar a la línea de meta tuvo que ir varias veces más al baño y tuvimos que pedir una ambulancia pues no podía ni andar. Le han puesto suero y está toda la tarde en la habitación reponiendo fuerzas".

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