_
_
_
_
_
ATLETISMO

Marion Jones devuelve las cinco medallas que ganó en Sydney bajo los efectos del dopaje

La atleta, que anució la semana pasada que deja el deporte, acepta la sanción de dos años de inhabilitación

La velocista estadounidense Marion Jones, de 31 años, ha aceptado hoy la sanción de dos años de inhabilitación y ha devuelto las cinco medallas -tres de oro y dos de bronce- ganadas en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 bajo los efectos de sustancias prohíbidas, en concreto esteroides, ha anunciado la Agencia Antidopaje de EE UU.

El dopaje de Jones era un rumor cada vez más grande que se confirmó la pasada semana, cuando la propia atleta confesó ante el juez que había mentido a los agentes federales que investigaban si consumió esteroides antes de participar en los Juegos Olímpicos de Sydney.

Más información
No todo lo que brilla es oro
Marion Jones, sin medallas y sin dinero

Jones consumió el esteroide sintético THG, conocido como el limpiador, entre septiembre de 2000 y julio de 2001, y producido en los laboratorios de la Bay Area Laboratory Cooperative (BALCO) de San Francisco.

"En septiembre de 2000, antes de los Juegos Olímpicos de Sydney, (el jamaiquino Trevor) Graham -su ex entrenador- comenzó a abastecerme de una sustancia que me dijo ser una semilla de lino. Tomé esta sustancia hasta julio de 2001", ha explicado Jones al juez durante la audiencia. "En noviembre de 2003, comprendí que se trataba de productos dopantes".

"Una gran vergüenza"

Al final de su comparecencia, Jones, acompañada de su madre, hizo una declaración breve a la prensa en la que confesó sentir "vergüenza" después de haber negado en repetidas ocasiones haber recurrido al dopaje. "Es con una gran vergüenza que antes ustedes deba decir que defraudé su confianza". "Dejo el atletismo que adoré profundamente", indicó.

Caso BALCO

Jones, especialista en las pruebas de los 100 y 200 metros, y en los relevos de 4x400 y 4x100 metros, además del salto de longitud, se arriesga a una pena máxima de 5 años de cárcel y una multa de 250.000 dólares.

La estadounidense, considerada como una de las grandes atletas de todos los tiempos, fue testigo ante un gran jurado en las investigaciones sobre el escándalo BALCO, que derivó en la condena de cinco hombres por producir y distribuir esteroides y sustancias dopantes ilegales.

El ex compañero sentimental de Jones y padre de su único hijo, el también ex velocista Tim Montgomery, fue uno de los primeros atletas en ser descubierto usando esta nueva droga, por lo que resultó sancionado y despojado de su récord mundial de los 100 metros.

Acepta una suspensión de dos años tras admitir que se dopó.Vídeo: ATLAS

Thanou, Davis y Ottey, las herederas

La confesión de Marion Jones y el previsible cambio en el escalafón de las tres pruebas individuales en las que obtuvo medalla en los Juegos de Sydney 2000, tendrá consecuencias inesperadas, pero ninguna tan indeseable como la atribución del título olímpico de 100 metros a la griega Ekaterini Thanou, otra atleta permanentemente asociada al dopaje. Thanou, junto a Kostas Kenteris, huyó de la Villa Olímpica de Atenas 2004 cuando supo que un equipo del COI se proponía someterle a un control de dopaje la víspera de la jornada inaugural de los Juegos. Al cabo de un largo proceso admitió haber violado el reglamento de dopaje, cumplió dos años de suspensión y todavía tiene pendiente un juicio por perjurio. Thanou, que se inventó un accidente de moto para justificar su ausencia de la Villa Olímpica, será la nueva campeona olímpica de los 100 metros de los Juegos de Sydney. Por otro lado, la bahamesa Pauline Davis, que fue segunda en 200, percibirá otra medalla de oro, mientras que a Merlene Ottey la confesión de Marion Jones le concede la ocasión de ganar su sexta medalla olímpica de bronce.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_