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Reportaje:

Marisol Paíno: "Las hormonas, clave de mi problema"

La competición liguera española comenzó con la desangelación de otras veces allá por el 24 de octubre. En aquella fecha, el Creff, uno de los favoritos, cayó con estrépito en Vigo, donde una debutante de este equipo, Marisol Paino, le hizo veinte puntos. El siguiente encuentro de las viguesas las llevó hasta Lérida, donde vapulearon al Medina por veintidós puntos de diferencia. El Celta consiguió 75 y la mitad (37) fueron anotados por esa chica desconocida. Ya la gente empezó a quedarse con el apellido Paino. En la tercera jornada fueron veinticuatro los puntos que Marisol hizo al Medina San Sebastián, precisamente uno de los equipos que se habían interesado por ella.

Llegó la cuarta jornada en que habría de estallar la bomba. Primero fue la deportiva con la victoria del Celta en la cancha del Evax barcelonés. Por primera vez caían las catalanas en su propio terreno." Luego vendría la bomba personal. Nuria Argüelles, delegada del Evax, denunciaba públicamente al Celta en la persona de Marisol Paino, de la que decía no era mujer La aseveración era grave y levantó polvareda en el mundo del baloncesto. Al parecer la noticia llegó al club vigués a través de los medios informativos. En un principio se pensó en ocultárselo, pero como se veía que el eco de la noticia iba a hacer imposible la empresa se optó por decírselo. El choque sicológico que la denuncia produjo en Marisol fue grande. Pasó días muy amargos, se acarició la idea de análisis, pruebas, etcétera, todo aquéllo que pudiera demostrar que era una mujer. Hasta la fecha no hay noticias de que se haya llevado a cabo algo semejante.Facultades poco comunes

La propia Marisol, una vez repuesta de aquel trance, lo explica «La menstruación la tuve por primera vez a los doce años, con lo que queda patente mi condición femenina. Luego, unos trastornos de ovarios me llevaron a hacer tratamiento adecuado y sin duda las hormonas pueden haber sido clave en la duda que ahora se plantea. »

El caso es que una joven vallisoletana, de veinte años de edad y jugadora del Real Club Celta de Vigo femenino ha sido protagonista de uno de los affaires más problemáticos que se pueden dar en el baloncesto español. Por un lado, sus facultades, poco comunes entre el llamado sexo débil hispano, y, por otro, la falta de deportividad de una serie de señores acostumbrados a no perder han hecho pasar a Marisol Paino los momentos más amargos de su vida, al menos deportiva.

Marisol, tras esa bajada de moral que le sobrevino como consecuencia de las acusaciones que sobre ella se vertieron no se arredra y su inteligencia y forma de ser la han llevado a superar el problema y a ser una más en su equipo hasta el punto de declarar: «Me encuentro fenomenalmente bien en todos los aspectos. »

No queremos ser jueces de nadie, porque para ello se habrían de comprobar muchas cosas. La verdad es que viendo a Marisol deambular por la cancha y comparándola con las otras nueve protagonistas de cualquier partido se observan diferencias notorias en la otra parte posee unas cualidades a las que no estamos muy acostumbrados ver por nuestras pistas. Sus rasgos físicos pueden confundir, la musculatura, las facciones de su cara, su forma de vestir y hasta su voz, pero tras ella hay algo más que esa deportista, y existen, sin duda, unos sentimientos que están heridos, resquebrajados y, todavía, se la nota sin restañar definitivamente las heridas que en su moral hayan podido causar las acusaciones ya sabidas.

Quizá por ello en una ocasión Marisol dijo que odiaba a mucha gente y a nosotros nos lo confirmó. A la hora de dar nombres le incidimos en tres y sin ningún reparo comenta: «A José María García sí porque no tiene escrúpulos, sin embargo, a la delegada del Evax y al entrenador del Medina Lérida, no.» Es tajante en sus respuestas. Luego añade: «Posiblemente cambiaré de equipo al final de temporada. Me da igual al club que vaya y todavía no sé que haré. Me gusta Valladolid, pero también Valencia es una ciudad que goza de mis preferencias.»

Posible internacional

Naturalmente al ver las actuaciones de la Paino todo el mundo piensa ya en su internacionalidad inmediata. Seguramente ella también lo habrá pensado, pero nos sorprende lo rotundo de su contestación: «Tal y como están las cosas no soy internacional, por cuestiones económicas, morales y deportivas. La FEB no presta ninguna atención al baloncesto femenino, es más, dudo que sepan que existe. » Y al pedirle a ella su opinión no duda: «Para mí está bien. El Celta es el mejor y el segundo es el CREFF. Hay jugadoras muy buenas. Mely Suárez me gusta mucho, pero debe cambiar algunas cosas. Al principio de temporada el Medina San Sebastián y el Mataró se dirigieron a mi club interesados por mí, pero me fui al Celta porque se puso en contacto conmigo directamente.»

Aiken entusiasmó

Marisol nos cuenta sus principios en el murido de la canasta: «En una ocasión vi jugar a Miles Aiken y me entusiasmó de tal forma que cogí un balón e intenté introducirlo en un aro, al poco tiempo me di cuenta que el baloncesto me gustaba y hasta hoy.» Ella, en poco tiempo, se ha convertido en ídolo de los aficionados vigueses, pero también cuenta con sus propias preferencias. «Los tres mejores jugadores de España son Brabender, Escorial y Juan Prado (Valladolid). En cuanto a las chicas Angeles Liboreiro, Susana García y para la tercera plaza hay muchas.» Políticamente hablando es socialista, «pero no por ello pertenezco a ningún partido, aunque la figura política ideal para mí es Felipe González». Sin duda con Marisol Paino se podía hablar de muchas cosas más, todas ellas interesantes, porque su aspecto desarreglado, desgarbado y poco acorde con el feminismo tradicional puede ofrecer dudas, pero su capacidad de intelecto es bien patente.

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