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Reportaje:

Mil ojos sobre Valverde

El líder del Caisse d'Épargne, "solo contra todos", paga los pegajosos marcajes de sus rivales en las grandes clásicas ciclistas

Juan Morenilla

La escena se repite. Cuando llega la hora de la verdad y la pancarta de la meta se acerca, el pelotón gira el pescuezo hacia Alejandro Valverde en espera de una señal, de un mínimo pestañeo del líder, de un arqueo de sus cejas o algo por el estilo. El español del Caisse d'Épargne es el ciclista a vigilar en cada clásica primaveral. Y, como tal, nadie le quita el ojo de encima. Tantos guardaespaldas tiene el murciano que otros aprovechan la vigilancia para cometer el delito y llevarse todos los méritos. Valverde ganó la temporada pasada la Flecha Valona. En la línea de meta superó a su compañero Samuel Sánchez al sprint. Hace dos semanas fue segundo en la misma prueba, entre Charleroi y el muro de Huy, 202 kilómetros arriba y abajo. Todos le vigilaban, claro. Valverde ganó también hace un año la Lieja-Bastoña-Lieja por delante de Bettini y Cunego. Era el primer español en levantar la decana de las clásicas. El domingo pasado fue segundo. De nuevo volvió a bajar un escalón, esta vez cinco segundos por detrás del italiano Di Luca, liberado de todo enemigo en la bajada hacia la meta. De nuevo, todos los ojos estaban clavados en Valverde.

Nadie quiere llevar como compañero al murciano porque es letal en el kilómetro final
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"Es que me dejaron toda la responsabilidad para tirar. Y yo no puedo hacer todo el trabajo solo y controlar a todos", explicó Valverde. "Salí cuando faltaban 500 metros, pero Di Luca me vio y salió antes", comentó. "Iba muy bien de fuerzas, estaba para ganar, pero... Vamos, que hay que conformarse", apuntó. Conformarse con el sexto puesto en la Amstel Gold Race y dos platas en la Flecha Valona y la Lieja. No está mal para alguien a quien nadie quiere llevar como compañero porque es letal en el último kilómetro. ¡Que viene Valverde!, avisan. El ritmo, entonces, se vuelve más pesado o se enloquece según el marcaje al líder español. "Está solo contra todos. Y así no hay manera. Si hubiera algún compañero que le ayudara más, sería diferente, pero no ha sido así estos días y todos los demás están encima de él. Está muy vigilado", explican en el Caisse d'Épargne. A Valverde le piden que haga de todo con todo el pelotón pendiente de él. Aun así, es segundo en la clasificación del ProTour, por detrás de Davide Rebellin.

"Valverde siempre está ahí. Cuando la carretera tira hacia arriba o para un sprint. Quiere ganar siempre. Todos están sobre él y eso, al final, le desgasta. Tiene que economizar sus fuerzas", cuenta Eusebio Unzué, su director deportivo. Por eso, por la rabia por no ganar, el murciano le arreó un golpe a su manillar cuando cruzó segundo la meta de Lieja.

El equipo está concentrado en Francia para disputar desde hoy la Vuelta a Normandía. Más kilómetros de preparación para el Tour. Antes, Valverde disputará la Dauphiné Libéré. Tan vigilado como siempre.

Alejandro Valverde, en primer término, durante una carrera.
Alejandro Valverde, en primer término, durante una carrera.EFE

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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