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TOUR 96

Olano: "Riis no sólo estaba fuerte, estaba demasiado fuerte"

Carlos Arribas

Tony Rominger, el veterano, y Abraham Olano, el joven, ocupan el podio momentáneamente tras Bjarne Riis. Una vez más, las dos piezas maestras del Mapei, inseparables en este Tour -sólo 12 segundos entre uno y otro- se encuentran también, al menos eso parece, condenados en un mismo barco: terminar luchando por ser segundos. Rominger vivió esa situación en varios Tour, Olano, pese a su juventud, ya la sufrió en dos ocasiones recientes: en la Vuelta de Jalabert y en el Giro de Tonkov. Irónico, el veterano, dio muestras de estar acostumbrado. "Cuando adelanté a Induráin desfallecido, lo único que me pregunté fue 'diablos ¿por qué no tuvo este desfallecimiento en 1993?". Triste sino en el Tour: cuando Rominger estaba más fuerte que nunca, Induráin no fallaba; el día que falla Induráin, Rominger no está a tope y hay otro ocupando su lugar.Olano sigue ascendiendo peldaños en su progresión hacia casi seguro ganador de Tour algún año. Mientras, hasta que dé el paso de calidad que supone pasar de simplemente aguantar la montaña a poder marcar la diferencia en ella, es decir, sufre la potencia de otros. "Riis ha demostrado no sólo que estaba fuerte, muy fuerte, sino demasiado fuerte", dijo Abraham Olano. "Se ha ido cuando él ha querido y ha sido imposible seguirlo. Creo que tiene el Tour ganado: tiene el destino de su parte, seguro que en la etapa de Pamplona podemos desfallecer muchos, pero igual de seguro que Riis no".

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Rominger, sin embargo y aun reconociendo la fortaleza del danés, aún cree que Pamplona puede cambiar las cosas, aunque lo expresa sin demasiado convencimiento. "No se puede hablar de tácticas programadas", dijo. "Será necesario adaptarse a cómo marche la etapa, pero la clave estará en la fortaleza de los equipos. Dado que los puertos están en la primera parte, aquel jefe que más corredores coloque en la segunda parte más posibilidades tendrá".

Como un calco, tanto Olano como Rominger jugaron ayer a salvar los muebles. "Cuando Riis hizo estallar todo", dijo el campeón del mundo, "yo decidí mantener mi ritmo. Me quedé con un grupo del que tiraba Miguel, pero le ví débil. Cuando pasé yo a marcar mi ritmo, Miguel ya se quedó. Luego, cuando nos alcanzó Rominger, marcó su propio ritmo, pero eso ya era demasiado para rní".

Tony Rominger justificó su táctica defensiva en que las dos caídas le han dañado la rodilla. "No soy el mismo de los Alpes", dijo. "Por eso salí a subir a mi ritmo. Los que han intentado seguir las explosiones de Riis lo han pagado, por eso he posido superarlos". La experiencia nunca le falla al suizo, que puede vanagloriarse de un hecho: con su motor diesel hizo la segunda mitad de la subida a Hautacam en el mismo tiempo que el explosivo Riis.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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