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Injusto empate del Madrid en Gijón

El partido de la televisión por decreto trasnochado duró sólo cinco minutos. El resto del Spórting de Gijón-Real Madrid fue otra cosa. La justa expulsión de Ferrero convirtió un encuentro, que se esperaba con enorme expectación, pese a las dos últimas derrotas gijonesas ante el Zaragoza y el Betis, en el choque que nunca existió. En lo que se jugó, con ventaja numérica, el Madrid logró un pobre y hasta injusto empate. No sólo se mostró, una vez más, torpe para mover sus piezas, sino que el Spórting contó con las mejores ocasiones de gol. En conjunto, a un vibrante primer tiempo, con mas emocion que juego, siguió una segunda parte conformista y soporífera por ambos bandos.Ferrero parece decidido a no jugar los encuentros de su equipo contra el Madrid en El Molinón. Si el año pasado una cuarta tarjeta absurda que le enseñaron el partido anterior en Salamanca, ya le impidió hacerlo, esta vez sólo duró cinco minutos en el terreno de juego. Su acción reprobable, una patada sin balón, aunque mediara una falta-provocación de San José, no puede justificarse en un profesional del fútbol. ¿Cuántas entradas duras, agarrones o demás artimañas ha sufrido el gran jugador argentino sin inmutarse? Precisamente se fue a «calentar» en la primera acción punible del hombre que le marcaba, y que pareció realizar la mejor jugada madridista de todo el encuentro. Quitar de en medio a un elemento tan valioso, teóricamente suponía una ventaja demasiado importante.

Sin embargo, ni el Madrid iba a saber aprovechar la situación favorable ni el Spórting a ceder tan fácilmente. San José se quedó libre de marcaje, pero hasta los 38 minutos, en que lo sustituyó Roberto Martínez, sólo se internó dos veces por la banda y centró con peligro Mesa, emparejado con Sielike, se sobró para cerrarle el paso y ensombrecer al alemán. Joaquín hasta marcó el gol ante Angel, y García Hernández no pudo con David. El Madrid ni siquiera tuvo la habilidad de mover lo suficiente a sus extremos, como para abrir más huecos por ese lado derecho Cundi perseguía a Juanito y Uría a Cunningham, pero el cuadro asturiano, con inferioridad numérica supo también marcar por zonas y ayudar a cerrar los espacios libres. Durante la primera parte, incluso llevó la iniciativa en muchos momentos, pese a quedarse solos en ataque Abel y Quini, y en la continuación no tuvo excesivos problemas para quedarse a la espera de un contraataque que su cansancio tampoco le permitió apenas. Entonces fue cuando se volvió a ver claramente que el Madrid, superado el trauma del ambiente y las protestas por la expulsión, debió mandar y ganar con el quipo completo, pero no pudo. En cuanto tuvo que crear juego,armado desde atrás, volvió a dejar al desnudo que necesita dar cientos de pases en horizontal para progresar, y que el juego por los extremos es un lujo del que carece. La única ocasión de peligro blanca en toda la segunda parte fue un disparo de Cunningham desde el centro del área, a pase perpendicular, casi desde el centro del campo, de Juanito. Santillana no sabía ya para entonces dónde ponerse.

Al margen ya de que el partido fuera extraño, se falseara y se estropeara con la ausencia de Ferrero, la realidad es que el Spórting llegó con más peligro a la portería rival que el Madrid. Aparte de los goles. Cuatro veces en la primera mitad, por sólo dos del cuadro blanco, y tres, por una, en la continuación. Tiros de Quini (minuto 12), Uría (45) -previo al gol, luego de otro fallo defensivo blanco en el lado izquierdo- y Mesa (65), rozaron los postes; cabezazos de Abel (27) y Jiménez (77), tres cuartos de lo mismo; y García Remón hizo dos grandes paradas a otro cabezazo de Quini (43) y a un tiro de Uría (71), después de una brillante jugada individual -para esos momentos el contraataque únicamente podía ser así por el cansancio-. En el Madrid, en cambio, sólo Cunningham en dos tiros: uno, que salvó Doria (17), junto al poste derecho, y el ya citado alto a pase de Juanito (64), así como el mismo Juanito en otro balón largo (26), que no supo levantar ante la salida de Castro, tuvo peligro. Incluso el propio Ferrero, a los cuatro minutos, pudo marcar, tras recoger un disparo rebotado de Quini, pero cruzó el balón con exceso. Hasta en «semiocasiones» el Spórting superó al Madrid por 4-3. ,

En esquema táctico también supo mantener el tipo el equipo asturiano, y de su 4-3-3, pasó a un 4-3-2 elástico, pues, sobre todo en la primera parte, volvió a atacar con tres y hasta cuatro hombres, entre los que se contó hasta el central Jiménez, teórico marcador de Santillana. El derroche de facultades del Spórting se vio compensado antes del descanso, en tiempo del descuento, y el empate fue ya para él un logro suficiente. No se le podía exigir más, y sí, en cambio, a un Madrid que hasta sacó a Roberto para fijar a Cundi y dejar libre a Juanito, pero siguió sin ambición y sin ideas. Debía ganar, y hasta pudo perder, cosa que no hubiese sido injusta, simplemente por sus propios deméritos. Del 4-3-3 hizo un 3-3-4, sin que los frutos de esos cuatro delanteros se vieran por lado alguno. Naturalmente, era cuestión de calidad, no de cantidad.

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