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Análisis:Evaluación para los Juegos de 2016
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Río toma ventaja

Nunca segundas partes fueron buenas. Parece que el refrán tiene todos los visos de cumplirse en la aventura olímpica de Madrid para 2016. Pinta mal. La ocasión que la capital perdió en Singapur para organizar los Juegos de 2012 puede convertirse en un recuerdo de pesadilla. La nueva carrera está cada vez más complicada. Los entresijos del celoso Comité Olímpico Internacional (COI) ya venían anunciando hace meses lo que la Comisión de Evaluación hizo público ayer. Hay una preferencia evidente por conceder los Juegos a Río de Janeiro, la primera ciudad de Suramérica que lo conseguiría, y un sibilino interés por descartar un nuevo triunfo europeo que cerraría la puerta al previsible regreso para 2020 de pesos pesados como París, Roma o Berlín. Mientras a Madrid se le ha mirado con lupa, parece que se ha hecho la vista demasiado gorda con Río, el principal enemigo para discutir el voto latino, además.

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Los miembros del COI, con sus curiosas y particulares visiones de la realidad, serán los que decidan el 2 de octubre, pero si ya de ellos viene una corriente en ese sentido, y el informe de la comisión lo apuntala, sólo cambios o visitas sustanciales podrían variar la tendencia. En el fondo, aunque el voto sea secreto, los miembros siempre han estado encantados de tener una justificación "procedente de las alturas" para su decisión.

Las otras dos alternativas potentes han perdido fuelle por detalles que impactan a los votantes. Ya no es sólo que Tokio tenga cercana Pekín 2008 y su pasada organización de 1964. Es que a su perfección japonesa le han encontrado "mentiritas" y, especialmente, le hará mucho daño la falta de apoyo popular, un mísero 56%. Lo mismo que a Chicago, aunque ésta tiene la baza del presidente Barack Obama, que puede dejar su reforma sanitaria un rato y hacer algo sonado para Copenhague el 2 de octubre. Pero la ciudad de Michigan no sólo tiene otra losa del mal 67% de apoyo y grupos en contra, sino la incógnita de la garantía financiera por el particular modelo privado de organización estadounidense que se puede extender a cualquier parcela, como se demostró en el lamentable último ejemplo de Atlanta 96.

Aunque la rotación geográfica, ley no escrita, se ha seguido casi siempre, el COI lo que busca al final es seguridad y rentabilidad. Cuando se ponen inconvenientes más llamativos que de fondo, como ocurre con Madrid, y en cambio se obvian puntos básicos, como el caso de Río, es todo un índice de por dónde quieren ir los tiros. Gusta ese riesgo "al estilo Pekín".

¿Ley antidopaje? ¿Duplicidad de administraciones? En principio no parecen para tanto las pegas a una candidatura madrileña "extremadamente compacta", pero es un ejemplo del doble rasero y de que el poder de Samaranch ya quedó lejos.

El informe del grupo de visitantes a las ciudades, algunos expertos, pero otros no tanto, da lugar a las más fundadas sospechas sobre Río, repescada incluso en el corte al ser descartada Doha por las fechas. ¿Cómo es posible que aun reconociendo los problemas de infraestructuras, criminalidad, hoteles o transportes no se le den la menor importancia? Todo recuerda al acto de fe de la antigua comisión que visitó Pekín para la elección de 2008. Aquella, por ejemplo, pese a reconocer una contaminación enorme en la ciudad, señaló con total desparpajo "que se arreglaría". Ahora, pese a los fallos de bulto en los últimos Juegos Panamericanos, hasta con instalaciones inundadas, el criterio de la comisión es de una esperanza virginal: "Está convencida de que la economía brasileña, en pleno crecimiento, podrá sostener el desarrollo de las infraestructuras necesarias para la celebración de los Juegos". Aunque sea indudable el potencial de Brasil, incluso en plena crisis, la conclusión no deja de ser un órdago al sol y sólo un "curioso" aviso para los planes: "Necesitarían una gestión y supervisión rigurosas". Como Pekín. Obvia muchos vacíos, pero sí recuerda que el Mundial de fútbol de 2014 le servirá como experiencia. Parece su hora ya. El presidente Lula también impone su prestigio.

Lula sujeta una bandera de la candidatura junto al ministro de Deportes y el gobernador de Río.
Lula sujeta una bandera de la candidatura junto al ministro de Deportes y el gobernador de Río.AFP

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