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El Taugrés jugara la final de la Recopa frente al Benetton Treviso

El Taugrés alcanzó por segunda vez consecutiva la final de la Copa de Europa tras vencer al Iraklis griego en un partido tenso, muscular, dominado por los nervios y con el protagonismo repartido entre todos los participantes. El Benetton de Treviso, que se impuso al Antibes francés, será el rival de los alaveses el 14 de marzo en Turquía. El partido respondió a las condiciones de un encuentro de desempates: corazón, nervios. y agonía para resolver una eliminatoria, en la que las estrellas reclaman al final el protagonismo de los actores de reparto. La primera mitad reflejó la fotografía esperada, es decir, una buena defensa de ambos equipos sobre los hombres clave (Perasovic y Green en el Taugrés, Berry y Zdovc en el Iraklis), lo que permitió el resurgimiento de actores secundarios como Kakiousis y Abad, para mantener la tensión en el marcador. Pero el partido era un duelo de defensas, la de Iraklis sobre Perasovic y la del Taugrés, es decir Ramón Rivas, sobre Berry.

El descanso se alcanzó con tres puntos de los vitorianos, que no obstante habían pasado un momento de incertidumbre cuando los griegos obtuvieron seis puntos de ventaja fraguados desde la línea de triples.

Fue el primer momento de tensión para el Taugrés. El segundo, y quizá definitivo, fue cuando reservó a Rivas por cuatro personales. El desasosiego cundió en el Taugrés, pero entonces aparecieron Perasovic y Green para afrontar las soluciones complicadas.

El Iralclis se precipitó en los momentos finales. Berry, muy irregular durante todo el partido, no fue requerido por sus compañeros con la ansiedad de otras ocasiones, erró incomprensiblemente en los tiros libres pero no obstante el conjunto griego resucitó su capacidad. de sacrificio y fortaleza anímica para sobreponerse a la debilidad de su banquillo.

El último minuto resultó providencial. Taugrés rentabilizó su fe y la ventaja de cinco o seis puntos, hasta entonces no intimidatoria, se antojó definitiva propiciando los errores del Iraklis y los aciertos del Taugrés.

Fue el único momento en que los griegos perdieron la cabeza. Era lógico en una eliminatoria y una final resueltas en un suspiro.

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