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Sydney 2000

Una obra de arte de Jan Ullrich

Desastre español en la carrera de fondo, en la que a Freire le confundió su cuentakilómetros

Carlos Arribas

Algo extraordinario ocurrió ayer en las calles de Sydney gracias a la clase, la decisión y la fuerza de un ciclista alemán. Jan Ullrich se proclamó campeón olímpico; convirtió un aparentemente miserable y anodino repecho, la colina de Bronte (1,2 kilómetros al 6,6%), en uno de los lugares de peregrinación de los amantes del ciclismo; reventó una carrera destinada a una llegada masiva; corrió las dos últimas vueltas a más de 47 por hora; Ullrich, Ullrich, Ullrich.A su sombra, el ciclismo español, preñado de esperanzas en Sydney, pasó inadvertido. Fue una triste representación: un ciclista cojo (Santos González, que disputó la última semana de la Vuelta gracias a infiltraciones cotidianas para enmascarar una tendinitis), que se retiró a la mitad de la prueba; otro que mostró limitaciones (Abraham Olano, que entró en la escapada buena, donde, por culpa de un estado de forma medio, sufrió para aguantar el ritmo en la subida a la colina); un ciclista entregado pero escaso (Juan Carlos Domínguez, trabajador en la vanguardia del pelotón desde el kilómetro cero); un ciclista reservón (Martín Perdiguero, el pretendido tapado que prefirió jugar su baza personal a efectuar un trabajo táctico y que llegado el momento clave se cayó), y un líder acatarrado y con pocas alternativas tácticas (Óscar Freire: "Me jugué todas mis bazas a una llegada masiva, pero, cuando se hizo la selección, pensé que quedaba una vuelta más de las que faltaban. Mira, mi cuentakilómetros marca 230 kilómetros, y según la hoja la carrera era de 240. Así que cuando tocó la campana de la última vuelta me di cuenta de que no tenía nada que hacer"). Su cuentakilómetros estaba estropeado.

En la penúltima de las 14 subidas a la colina de Bronte, Ullrich agarró la parte baja del manillar, se incorporó sobre el sillín y se fue. El repecho que en teoría no iba a decidir nada se convirtió, gracias a la clase y potencia del alemán, en un Tourmalet. Una cima que también superaron con Ullrich sus compañeros del Telekom Andreas Klöden (alemán) y Alexandre Vinokúrov (Kazajstán).

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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