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Reportaje:

Y por fin, un gran título femenino

Martínez suma en Roma el primer trofeo importante de tenis para una española desde 2000

"Aguanta, aguanta, que esto es un bajón y se pasa", escucha María José Martínez. "Aguanta", le dice su entrenador durante la final del torneo de Roma que le enfrenta a Jelena Jankovic; "aguanta y sé valiente. Juega sin miedo. Corta la jugada cuando puedas. Con fuerza". Martínez, Pepa, que le dicen en el circuito, lo escucha todo mientras dice que ve destellos en las pelotas, que no sabe si le quedan barritas energéticas, que las fuerzas se le agotan. La yeclana, que el lunes amanecerá en torno al número 18, juega contra la número siete, viene de derrotar a una ex número uno (Ana Ivanovic) y de devorar en el camino a la número dos (Caroline Wozniacki). El guión siempre fue el mismo: saque y volea, dejada tras dejada, una gota en el desierto del monocorde tenis femenino exprimida a fondo para vencer ayer por 7-6 (5) y 7-5. Es la primera española que gana un título de esta categoría (Tier I, el escalón inmediatamente inferior a los grandes) desde Conchita Martínez en 2000.

Antes que ella, sólo Conchita y Arantxa conquistaron un torneo de esta categoría

"Se lo dedico a toda la gente que ha estado conmigo en lo bueno y en lo malo", dijo tras su triunfo, sólo logrado antes por Arantxa Sánchez Vicario y Conchita. "Es ahora cuando está saliendo todo lo que he trabajado en estos años".

"María José es la única española que cuando tiene que subir a la red, sube", resume Manolo Santana, que no se ha perdido ninguno de sus últimos partidos. "Termina ahí el punto porque tiene una estatura (1,76m) muy adecuada y es muy difícil pasarla de globo. A las otras las sorprende, porque todas juegan de fondo y ella tiene mucha variedad".

Martínez, de 28 años, es una tenista de otra época. En Roma, sin duda exagerando, le dicen Navratilova. Vive en constante peligro, arriba siempre, en la red siempre, aprovechando su saque abierto. Frente a las grandes pegadoras, mujeres de ritmo por definición, la cicuta de las dejadas de Martínez: "Me ha matado con ellas", dijo Jankovic.

Los próximos meses, incluido el durísimo sorteo que le ha deparado Madrid -probablemente le espere Sam Stosur, la número ocho, en segunda ronda- marcarán si este es el principio de una historia o una historia más en un circuito marcado por las tenistas sin sello. Martínez tiene un dato al que agarrarse: desde que se reincorporó a la competición, en 2008 -"la vida curte", dijo tras superar problemas personales-, ha vencido a las número dos, cinco y nueve (siempre Wozniacki), a la número seis (Azarenka), a la número siete (Jankovic), a la número ocho (Radwanska) y a la número diez (Petrova). Incomoda como ninguna a las grandes, incluida Serena Williams, que la tiene en su lista negra desde que casi la eliminó en Roland Garros 2010. "Se mueve bien. Golpea bien. Lo hace todo bien. Es una galleta dura", dijo la número uno. Y tanto: la número seis en dobles forma una temible pareja con Nuria Llagostera. Ayer, la mallorquina estaba en el palco. Vio cómo llovía, cómo soplaba el viento, cómo Martínez reía y despedía destellos con el piercing de su nariz mientras se despedía: "Aquí me siento como en mi segunda casa, mil gracias". Quizás hablara entonces con Llagostera. Aún les quedaba la final del dobles.

María José Martínez celebra el título conquistado ayer en Roma ante Jelena Jankovic.
María José Martínez celebra el título conquistado ayer en Roma ante Jelena Jankovic.AFP

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