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La gallega María Viñas diseña un meteorito para pintar un BAR Honda de F-1 de exhibición

Sola con sus pinceles y sus rotuladores, María Viñas no tenía muchas esperanzas de ganar aquel certamen. Estaba en el Hotel Omm de Barcelona y había llegado a la final del concurso que planteó el equipo de diseño de Lucky Strike para pintar un bólido de exhibición del equipo de F-1 BAR Honda, al que la firma tabacalera patrocina. "Apenas albergaba ilusiones de ganar", confiesa ahora la pintora y diseñadora gallega, de 28 años. Pero ganó y su diseño se exhibirá en los lomos de uno de los bólidos blancos en todos los circuitos del Mundial.

Sus dudas estaban fundamentadas. Frente a sí se encontró dos mesas llenas de ordenadores y varios japoneses conectados por red con su base de operaciones en Japón. Eran sus rivales, los otros finalistas, y pertenecían a una empresa de diseño y comunicación. "Cuando entramos, nos dijeron que debíamos realizar un diseño que reflejara en el coche la personalidad de su piloto", cuenta María Viñas. A ella le designaron al piloto de pruebas Enrique Bernoldi, que sustituía al número uno, el británico Jenson Button. Los japoneses se sentaron junto a su compatriota Takuma Sato. "No prepares nada, me habían dicho. Habla con él, conócele y después dibuja el coche", agrega. "Antes había leído sobre los tres pilotos. Soy una amante de la F-1. Y después, ya en la mesa de trabajo, estuvimos ocho horas sentados uno junto al otro, dibujando, corrigiendo, buscando, hasta encontrar la solución".

Bernoldi, piloto brasileño de 26 años, le pareció un chico tímido y serio, pero con genio. "Muchas veces me corrigió. Le expliqué mis problemas para adaptar mis ideas a los volúmenes del F-1 y le hablé de Kandinsky y otros pintores. Nos entendimos bien". Lo que Bernoldi quería era reflejar en el coche lo que sentía cuando conducía: "Me siento imparable y suelo estar cabreado. Quiero ganar".

Surgieron las primeras ideas, un tiburón, por su agresividad, alguna ave rapaz. Y al final, a María Viñas se le ocurrió una idea genial: un meteorito. "Es un elemento imparable, con una fuerza intrínseca brutal". A Bernoldi le encantó. "Pero debes dibujarlo más feo, enfadado", le decía el piloto.

Su diseño ganó al más sofisticado de los japoneses. María Viñas trabajará ahora con los responsables de Lucky Strike para trasladar sus bocetos a un F-1 de BAR. Aquel coche no competirá. Tal vez llegue a dar alguna vuelta en algún circuito. Pero será exhibido en todos los Grandes Premios. Y María Viñas, que estudió pintura y multimedia (diseño) en la Escuela de Bellas Artes de Pontevedra y Valencia y obtuvo los premios Bancaixa y Aldeasa, percibirá los derechos de autor de la difusión que obtenga el coche que ha pintado.

María Viñas y Enrique Bernoldi, en la mesa de trabajo en Barcelona.
María Viñas y Enrique Bernoldi, en la mesa de trabajo en Barcelona.

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