_
_
_
_
_
Entrevista:CARLOS MOYÀ | Número 15 del mundo y ex número uno | Tenis

"Se me han quitado los complejos"

Carlos Moyà (Palma, 1976), vive un año deslumbrante: cuando parecía olvidado para las grandes hazañas, el mallorquín se ha colocado como decimoquinto mejor jugador del mundo tras empezar el curso en el puesto 43. El ex número uno, que llevaba dos años de sombras, "sueña" con clasificarse para el torneo de maestros de Shanghai, que reúne a las ocho mejores raquetas del planeta en noviembre, tras alcanzar los cuartos de final en Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos. Esta semana comienza su periplo en Bangkok.

Pregunta. Tras dos años de malos resultados está a un paso de alcanzar a los 10 mejores tenistas del momento. ¿Cómo lo explica?

Respuesta. La clave ha sido volver a tener objetivos. Los dos últimos años, después de ganar la Davis, me sentí un poco vacío, sin saber cuál era mi sitio. Llegó el cambio de entrenador, que me hizo replantearme las cosas y tener un objetivo nuevo: intentar estar entre los 20 primeros del mundo. Sabía que era muy difícil, pero mi equipo me metió en la cabeza que no se me había olvidado jugar al tenis. Y yo sabía que el nivel estaba ahí.

"Tras ganar la Davis me sentí vacío sin saber cuál era mi sitio. Me vine abajo, sin energías"
"Nadal ha escondido mis derrotas y mis victorias. Estoy contento. No me gusta ser el centro"

P. ¿Tan impactante fue ganar la Copa Davis en 2004?

R. Significaba mucho. La verdad es que hice un grandísimo esfuerzo mental y físico. Llegué muerto. Al ganar me vine un poco abajo, me quedé casi sin energías y, mentalmente, sin objetivos, porque era lo que me quedaba por ganar.

P. ¿Qué nuevo objetivo ha encontrado ahora?

R. No terminar mi carrera de la manera que estaba yendo los dos últimos años. Ver que mi bajón no había sido por mi nivel de tenis, sino quizás por el cansancio mental después de todos estos años. En toda carrera larga siempre hay un bajón. Creo que era normal. He cargado pilas. De lo que más orgulloso me siento es de ver que mi juego sigue siendo válido después de que hayan pasado varias generaciones.

P. Cuando empezó a despuntar se definió como "un joven que no tiene miedo a nada". ¿Qué queda de eso?

R. Con estas victorias se me van quitando los complejos. Los últimos dos años veía muy difícil ganar a todo el mundo y ahora veo que voy a tener una oportunidad. No estoy tan fresco como a los 20 años, cuando crees que te vas a comer el mundo, y sé lo difícil que es, pero con las victorias se te quitan los complejos.

P. ¿Siente que ha dejado escapar dos años?

R. No. Quizás si hubiera seguido como antes ahora estaría quemado y sin ganas de jugar. Todo sucede por alguna razón. En estos dos años he tenido mucha menos presión. Antes sentía la presión de tener que ganar cada semana, y eso es una sensación bonita pero que desgasta. Que todo el mundo me diera por acabado estos dos años, me tiene con muchas ganas y motivado.

P. ¿Esas críticas son un impulso?

R. Sí. Si estoy aquí es gracias a los que me han apoyado, pero también a los comentarios que he estado escuchando. Lo digo en el buen sentido. Esas cosas te motivan, te dan fuerzas para entrenarte, estar fuera de casa, jugar tantos torneos...

P. Además, ahora Nadal le ha liberado de la presión.

R. Que esté Rafa ha escondido mis derrotas y, quizás, mis victorias. A mí no me gusta ser el centro de todas las miradas y, en ese sentido, estoy contento de que esté pasando lo de Rafa. He tenido mi momento de popularidad, de reconocimiento, y no me importa que ahora lo tenga él. Se lo merece.

P. Tim Henman, uno de los destacados de su generación, se acaba de retirar. ¿Qué siente?

R. Me hace ver que la retirada puede estar cerca. Por eso disfruto más los momentos en los que estoy en pistas grandes, en las centrales, con el estadio lleno y abarrotado, frente a jugadores diez años menores que yo. El público, con el paso de los años, se decanta por el veterano. Me apoya. He aprendido a apreciarlo. Cuando vas dos, tres del mundo, ése apoyo lo das por hecho. Todo llega a su fin. A Henman le han retirado más las lesiones que el nivel de juego. Puede ser un aviso de que pueden ser mis últimos años, pero hay que tomárselo por el lado bueno y disfrutar. Por lo menos ahora las preguntas van cambiando de sentido. El año pasado eran sobre cuándo pensaba retirarme. Y, ahora, pienso en cuartos de final de los Grand Slam. Nunca creí que mi retirada estuviera próxima. Pensaba que podía estar más arriba, entre el 20 y el 25, pero, sinceramente, no que pudiera estar donde estoy ahora.

P. Juega con tenistas 10 años más jóvenes que usted.

R. Eso me da la vida. Me he adaptado a los tiempos. Mi tenis ha ido evolucionando, porque si no es imposible estar entre los 10 primeros hace 10 años y estar cerca de estarlo ahora: los jugadores te van conociendo y aprovechan tus debilidades. Hay que ofrecer variantes y evolucionar. Ese ha sido el caso. Además, mi juego no es cien por cien físico, ni mucho menos, y eso ha hecho que llegue hasta aquí casi sin lesiones ni mucho desgaste. Me he sabido dosificar.

P. ¿Cuánto ha influido su nuevo entrenador, Luis Lobo?

R. El cambio de entrenador es una reprimenda a mí mismo. Un 'venga va, vamos a ponernos bien, a ponernos serios, a competir, a tener la sensación de que soy competitivo todavía'. La ayuda de Lobo y su equipo es fundamental: el hambre que tienen ellos hace que yo no de un punto por perdido.

P. Sus dos peores años coinciden con un cambio en su juego. ¿Se arrepiente?

R. Después de tanto tiempo con todo el mundo diciéndome 'el revés, el revés', intenté mejorarlo. Creo que lo conseguí, pero me hizo perder mi esquema de juego. En todo jugador el esquema es lo primero, lo que te da triunfos, y si ha funcionado no hay que cambiarlo. Tenía metido en la cabeza que mejorar el revés y mantener el servicio y la derecha me iba a hacer mejor jugador, pero hubo un desequilibrio. Luego me ha costado volver a mi esquema. La clave ahora es que el servicio y la derecha funcionan como antes.

P. Cuenta usted que Agassi, que tuvo una carrera exitosa pasados los 30, es su ejemplo.

R. Mi carrera no se puede comparar a la suya, pero el hecho de que estuviera ahí siendo competitivo y mayor que yo me hace ver que hay esperanza. Es un espejo. Si logro lo más importante, que es sentirme físicamente bien... Ahora están Federer, Nadal, Djokovic. Sabes que para ganar un torneo del Slam tienes que ganar mínimo a dos de ellos. Eso no ocurría antes. Estaba todo más abierto. Ganar un torneo del Grand Slam no entra en mi cabeza, pero sí luchar.

P. Sale usted con una actriz. Antes lo hizo con otras mujeres de perfil mediático. ¿Se siente perjudicado por la prensa del corazón?

R. Siempre he tenido los pies en el suelo y he sido discreto con mi vida privada. No es mi culpa lo que ha pasado. No me ha descentrado, sino que me ha ayudado a centrarme en lo mío y desconectar del resto. Sé que mis logros en la pista son mucho mayores... como para verse ensombrecidos por lo que ha pasado fuera de la pista. Se me recordará mucho más como jugador.

P. ¿Se imaginaba usted en enero jugando en Shanghai?

R. No entraba para nada en mis planes. Era un sueño imposible de cumplir. Si no voy, la temporada habrá sido igualmente excelente. Esto es increíble.

SCIAMMARELLA
SCIAMMARELLA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_