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Entrevista:NOVIKA VELICKOVIC | Jugador del Real Madrid | El clásico de la ACB

"No hay que respetar a nadie"

Son las ocho de la tarde y en el pabellón en el que se entrena el Real Madrid de baloncesto sólo quedan dos personas: el pequeño Emanuele Molin, entrenador ayudante del equipo, y Novica Nole Velickovic (Belgrado, Serbia; 1986), el jugador en el que el club ha depositado la responsabilidad de establecer la diferencia entre un buen conjunto y un conjunto campeón. Velickovic, que practica triple tras triple mientras discute sobre cortes por la zona con Molin, carga con el peso de que le comparen con Toni Kukoc y de que sus compañeros bromeen gritándole "¡feo!" cuando ven una grabadora cerca.

El serbio es el termómetro del Madrid: en los cinco partidos que ha perdido el equipo este curso, nunca anotó más de seis puntos y coincidiendo con su cambio de posición (de ala-pívot a alero) han llegado las primeras dudas. Hoy (La 2, 20.30) le espera el clásico. Su técnico, Ettore Messina, y los suyos reciben en Vistalegre al líder, el poderoso Barcelona.

"Siempre intento jugar duro. Soy de ese tipo de jugadores desde que era pequeño"
"Vine por Messina. Es un entrenador excelente y me puede enseñar mucho"
"Siempre he sido ala-pívot". Ahora dobo jugar de alero. Es muy diferente
"El BArça no ha hecho muchos cambios. En el Madrid hay muchos chicos nuevos"
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Pregunta. ¿Cómo llegó hasta aquí?

Respuesta. Mi padre es un hombre duro. Es profesor en la Facultad de Agrónomos de Belgrado. Madre [dice en español] es licenciada en Economía. Mi padre es un hombre estricto. Me ha enseñado a ser siempre honrado conmigo mismo, a no rendirme nunca y a ser quien soy juegue bien o no. También, a no mentirme nunca y a trabajar todo el tiempo. Él es igual. Siempre trabajó duro. En mi opinión, demasiado. Nunca descansó. Y así me enseñó a ser a mí.

P. ¿Cómo se traduce esa forma de ser al mundo del baloncesto?

R. Siempre intento jugar duro. Así soy, de ese tipo de jugadores, desde que era pequeño hasta ahora. El Partizan, el Madrid... Para mí, es lo mismo: jugar fuerte y luchar todo el rato.

P. No le afectará, entonces, que Messina le dedique mimos y gritos a partes iguales. Está especialmente pendiente de usted.

R. Es normal. En la pista siempre hay mucha energía. Pero el partido es muy largo. Si me pongo nervioso, me quedaré fuera, eso es seguro. Hay que mantener la calma. Escuchar al entrenador y hacer lo que dice. Es el mejor camino. Lo normal: me felicita cuando lo hago bien y me grita cuando lo hago mal.

P. Le pretendía toda Europa. ¿Estaría en el Madrid con otro técnico?

R. Es una pregunta dura. Acabo de venir al Madrid... Está claro que él es la razón por la que vine aquí. Le elegí porque es un entrenador excelente y me puede enseñar muchas cosas. Me dice lo que tengo que mejorar. Con él juego más debajo de la canasta, hago lo que el equipo necesita. Todos los entrenadores te dicen: "¡No seas egoísta!". Él y yo hablamos todo el tiempo. Todos los entrenadores dicen: "Trabaja, trabaja". Ettore, también.

P. Empezó el curso brillando como ala-pívot. Ahora debe jugar como alero alto y su rendimiento anotador se ha resentido: de 17,6 puntos en noviembre a ocho en diciembre. ¿Es un cuatro o un tres?

R. Cuatro. Yo vine aquí jugando de cuatro.

P. ¿Entonces?

R. Lo estoy intentando, pero es mi primera vez. Estoy trabajando duro para mejorar, pero es muy diferente. Cada movimiento es distinto, no sé cómo explicarlo. Es mi primera vez. Juego al baloncesto. Eso es lo más importante. Doy lo mejor de mí mismo. Juego de lo que haga falta. Debo aprender mucho y puedo hacerlo de estos tipos, que tienen mucha experiencia.

P. Ahora le espera el Barça, un rival temible.

R. Es un equipo excelente y juega muy bien. Un equipo grande que no ha cambiado muchos jugadores: los hay que llevan muchos años allí. Los dos equipos tienen grandes jugadores. El Madrid ha fichado a muchos chicos nuevos. Podemos ganar a cualquiera. No hay que respetar a nadie.

P. En este equipo manda Pablo Prigioni, su compañero de habitación a principios de temporada. ¿De qué hablaban?

R. Para mí, fue muy duro: la primera vez lejos de casa, lejos de los amigos, de los padres... Fue triste. Él habló conmigo todo el tiempo: de lo que debo hacer, de cómo debo jugar... Me ayudó mucho. Pablo es muy duro. Habla de baloncesto como si fuera una lucha continua. "Somos buenos jugadores, pero debemos luchar", me decía.

P. ¿Y leían algo?

R. Ahora estoy leyendo Mil soles espléndidos, de Khaled Hosseini. Cuenta cómo es el trato a las mujeres en Afganistán. Es la historia de dos mujeres, de cómo se casan con 15 años con hombres mayores, de cómo no pueden estar en la misma habitación que los hombres si vienen visitas... Me lo envió un amigo de Serbia.

P. Viene usted de Zemun, una ciudad absorbida por Belgrado que mezcla cultura, cafés, asesinatos y mafia.

R. Dicen que es una parte mala de Belgrado, pero tiene una cultura excelente y casas de hace más de 200 años. Es una ciudad vieja. Yo soy de la parte de abajo, cerca del río, con muchos cafés y calles para pasear. En la parte de arriba, tan cerca de Hungría, el estilo de las casas es diferente. Ahí está la mejor cultura de Belgrado. La situación de Serbia es diferente a la de España. Aquí hay dinero. Allí mucha gente joven intenta conseguir dinero haciendo malas cosas. Si eres un tipo normal, no pasa nada. No es una cosa de Zemun. Es algo que pasa en todo Belgrado. Dicen que es una parte criminal de la ciudad porque uno de los asesinos del primer ministro [Zoran Djindjic, en 2003] era de ahí. Pero hablan demasiado de eso. Es un sitio precioso.

Novika Velickovic tras un entrenamiento con el Madrid.
Novika Velickovic tras un entrenamiento con el Madrid.

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